| | cartas Quejas en un cementerio
| Tengo 80 años, soy pensionada, padezco de artrosis de columna y falta de irrigación, entre otras dificultades. Voy una vez por mes al cementerio El Salvador y siempre tengo que subir los 3 pisos porque nunca anda el ascensor que debe tener 100 años. Cuando bajo, debo descansar en la escalera porque no puedo respirar. A veces entrego unas monedas para que suban por mí y le pongan flores a mi hijo y nuera que murieron hace 10 años; en la actualidad ya casi no voy a ver a mi hijo. A pesar de que pago cada 2 años $ 80, más la limpieza que se hace cuando llueve porque hay una rajadura en el techo, las condiciones son lamentables. El domingo 24 al mediodía una hija mía, que quedó viuda hace poco, quiso ir al tercer piso a ponerle flores a su hermano y se quedó encerrada. En ese momento se cansó de tocar la alarma y el que cuida le dijo que había pensado que se había ido. Mi hija que sufre de asma se puso mal, con la punta del zapato y las manos engrasadas pudo aliviarse un poco y saltar al pasillo. ¿Usted puede creer que pase esto con los millones que entran por año? Celia de Pérez
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