La dramática historia de los hombres que lucharon por la colonización del territorio más austral del mundo durante el siglo XIX es minuciosamente recreada en Tierra del Fuego. Una biografía del fin del mundo, volumen que incluye gran material fotográfico y una selección de textos a cargo de la escritora Sylvia Iparraguirre. Tierra del Fuego ejerce una atracción ineludible cuando se la percibe en el mapa como el fin geográfico del mundo habitado. Su forma triangular y agresiva la distingue de la redondez del extremo del Africa o de la chatura del sur de Australia. Su carácter de isla le agrega una cuota adicional de misterio. Pero este territorio también ha sido un confín cultural, lejos de los sofisticados centros coloniales, la vida y la muerte de sus habitantes o de los visitantes ocasionales que se rigieron por otros códigos. Tierra del Fuego: una biografía del fin del mundo, recién publicado por Editorial El Ateneo, explora por un lado sus tesoros naturales y geográficos, pero también la fascinación de aquellos que, aceptando el desafío del medio ambiente y la condición de borde natural, fueron capaces hasta arriesgarlo todo para sobrevivir en este lugar. Iparraguirrre (nacida en Buenos Aires, 1947) ya había explorado el tema en su novela Tierra de Fuego, una historia escrita desde el punto de vista de un marinero anglo-argentino que reivindica al débil frente al poderoso y cuenta entre sus protagonistas con un descendiente de indígenas de la región. Signada por la desmesura americana, la naturaleza a la vez desplegada y misteriosa posee en este confín un peso dramático que gravita sobre los seres humanos. Por una vez, el hombre y la mujer que miren este paisaje serán devueltos como en un vertiginoso túnel del tiempo al principio de las cosas y, aturdidos por su propia pequeñez, acatarán el lugar que ellas les determine, señala la escritora en el libro. El concierto de los cuatro elementos domina la escena del fin del mundo. Su belleza indómita y su perturbadora soledad guardarán siempre un secreto, algo que la Tierra del Fuego le dice en silencio al viajero y que permanecerá con él a lo largo del tiempo, sostiene. La historia del territorio se remonta a 1830, cuando dos barcos enviados por la Corona británica y comandados por el capitán Robert Fitz Roy llegaron a la zona del Canal de Beagle con el propósito de relevar los accidentes costeros y los ríos de la Patagonia, a fin de facilitar a Gran Bretaña el conocimiento cartográfico de puntos de reabastecimiento necesarios para sus flotas en la extensa ruta hacia el Pacífico. Al principio, los marineros que integraban la misión entraron en contacto amistoso con los yámanas, pero la amistad cambió de signo cuando los indígenas se apropiaron de una ballenera y el capitán optó por tomar rehenes para forzar a la devolución de la nave. Décadas más tarde, la historia tuvo un epílogo trágico: los yámanas mataron a una tripulación entera de misioneros anglicanos que intentaron fundar una misión en Wulaia -la cosa oeste de la isla Navarro- y así se desató una sucesión de hechos sangrientos que signaron la historia de Tierra de Fuego. El volumen se completa además con el testimonio fotográfico de Florian von der Fecht y un cuidado diseño que a lo largo de 220 páginas desplegaron Sergio Mandela y Guillermo Soria.
| |