Cuando nada hacía presagiar que un argentino irrumpiera con continuidad en la F-1, el empresario Eduardo Ramírez llevó a Tuero a Minardi en el 98. Su deserción al año siguiente no amilanó el trabajo con pilotos nacionales y tras un plan metódico, propició el desembarco de Mazzacane en Minardi, ganándole la pulseada a Fontana, quien tres veces fracasó en sus intentos de consolidarse en la máxima apadrinado por Felipe Mac Gough (Tyrrell 98, Minardi 99 y 2000). Y ahora no sólo acompañó el camino del platense a Prost sino que quiere más. Después de este año intentaremos que Gastón pase a un equipo más grande aún. Iniciativa que le dicen.
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