No quiero sentirme un bicho raro, expresó ayer el padre Ignacio Peries, en referencia a los fieles que lo llaman el Dios de Rosario o el cura sanador. El sacerdote confesó, en el programa radial Los notables, que siempre le pide a Dios no perder la cabeza y no dejarse llevar por la vanidad y el orgullo. Además reconoció que le duele que la gente no sepa esperar y se vaya de la iglesia enojada y diciendo que no la atendí.
Entre otras cosas, el religioso habló de su llegada a la Argentina, de sus amistades, colaboradores, fieles y de la situación del país y hasta del Papa, a quien tuvo la oportunidad de conocer hace unos meses.
El día de mi ordenación, me pasó algo con un amigo. Y fue eso lo que me dio la señal de que algo diferente pasaba conmigo y mi sacerdocio. Desde ese momento empecé a trabajar con las personas y fueron ellas quienes descubrieron mis dones.
Tengo muchísimos amigos que están conmigo incondicionalmente. Mis cosas personales las hablo con los laicos, sacerdotes y obispos que se ganaron mi amistad. La gente que me rodea me ayuda mucho a buscar mi felicidad.
No me gusta que estén conmigo para ganar fama y poder. Y me pongo firme cuando alguno de mis colaboradores busca regalos o quiere acomodar a alguien.
Estuve con el Papa y me dio su bendición por todo lo que estoy haciendo. Me brindó mucha fuerza para que siga adelante.
La realidad de la Argentina es peligrosa porque no hay mucha esperanzas, por eso se bajan los brazos. Influye mucho el ambiente de tristeza y preocupación. Yo le digo a la gente que no llegue a la violencia, que no llegue a hacer una guerra civil.
Cuando tengo posibilidad de hablar con los políticos o me piden alguna opinión digo la verdad, que hay miseria y sufrimiento.
Estamos trabajando con el gobernador Carlos Reutemann y con el intendente Hermes Binner. No trato de hacer política, sino de transmitirles la realidad del pueblo.
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La Ciudad
