Los supermercados europeos están jugando un rol cada vez más activo en la expansión del mercado de productos orgánicos en el continente. Así lo refleja un informe del Instituto de Investigaciones en Agricultura Orgánica de Suiza (FIBL), difundido durante el último congreso mundial de la Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica (Ifoam) realizada en ese país. Del evento participó el coordinador del proyecto del Inta para la producción de alimentos ecológicos, Pedro Gómez, que también fue miembro del directorio de Ifoam. El experto señaló que uno de los temas abordados durante el congreso fue el de estrategias de comercialización de alimentos orgánicos en los supermercados de la Unión Europea y, en ese sentido, resaltó el trabajo presentado por la (FIBL).Según este estudio, los supermercados en Europa están jugando un rol fundamental en el desarrollo de los mercados orgánicos. Tal es el caso de Karstadt y Tegut en Alemania, que exhiben en góndolas entre 450 y 1.000 productos orgánicos, respectivamente; FDB en Dinamarca, con 800 productos; y las cadenas Waitrose, Tesco y Sainsbury en el Reino Unido. Estos supermercados tienen una estrategia de máxima (más de 400 productos orgánicos en góndola), en los cuales los productos orgánicos constituyen el estandarte de la empresa. Todos ellos desarrollan sus propias etiquetas, mantienen un nivel de comunicación muy estrecho con los consumidores en los puntos de venta y disponibilidad de productos durante todo el año. Existen además supermercados con estrategias básicas orientadas al mejoramiento de su imagen, que ofrecen al consumidor entre 50 y 400 productos orgánicos y los que aplican estrategias de mínima, que son aquellos que comercializan hasta 50 productos orgánicos distintos y lo hacen principalmente para no quedar totalmente afuera de este mercado. La contribución de los productos procesados al incremento del número y variedad de alimentos orgánicos en los supermercados se nota fundamentalmente en aquellos que aplican estrategias de máxima. Allí es común encontrar, además de frutas y hortalizas frescas, una gran diversidad de pastas, pizzas, aderezos, harinas, panes, galletitas, carnes, bebidas (colas y vinos), lácteos, etc. y particularmente productos congelados. En Argentina también se está manifestando la injerencia de los supermercados en la comercialización de productos orgánicos. Cuando se analizó en seis países de Europa (Alemania, Austria, Francia, Italia, Dinamarca y el Reino Unido) el sobreprecio que paga el consumidor por los productos orgánicos con respecto a los mismos productos convencionales, se encontró que la mayor diferencia se registraba en frutas orgánicas (70%), siguiendo en orden decreciente de diferencia de precios: hortalizas (61%), carnes (52%), leche (42%), cereales (31%) y quesos (20%). Con respecto al tema de los sobreprecios que se pagan por los productos orgánicos, Gómez explicó que en general existe una clara tendencia a la baja y señaló que la misma estaría asociada entre otras cosas con el creciente aporte tecnológico que contribuye a la disminución de los costos de producción y al incremento de los rendimientos en los sistemas orgánicos. Con respecto al futuro de los mercados orgánicos, las cadenas de supermercados involucradas en el mencionado estudio, visualizan sin excepción una duplicación de la participación del sector orgánico en sus empresas para el año 2005. Por su lado, investigadores y representantes de asociaciones de supermercados predicen tasas de crecimiento del mercado orgánico aún superiores a esos niveles. Según Gómez, este sector, por su volumen e importancia económica, ha dejado ya de ser un nicho en algunos países de Europa. Indicó, además, que el desarrollo creciente y sostenido que muestra a nivel mundial, constituye una gran oportunidad para que Argentina se transforme en un importante productor y exportador de alimentos orgánicos.
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