Las rutas nacionales y provinciales del sur santafesino y fundamentalmente las que llegan a Rosario tienen identificadas zonas de formación de bancos de niebla. También hay sectores en los que se registran mayores índices de accidentes de tránsito. La niebla es una de las tantas causas de esos accidentes, quizás no tanto por la cantidad de choques que se producen por dicho motivo, sino más bien por lo luctuoso y las consecuencias de los impactos debido a la escasa visibilidad.
La provincia ya cuenta con un mapa de riesgo en materia vial. Este indica las zonas donde se forman los bancos de niebla sobre las rutas bajo su jurisdicción y las sectores con alto índice de accidentes. La información fue suministrada por la Dirección Provincial de Vialidad (DPV) y está a disposición del Consejo de Seguridad Vial. Pero esos datos son en cierta manera incompletos. La Capital pudo ampliarlos con lo que sucede en las rutas nacionales que atraviesan el sur de la provincia.
Esta información puede servir para aplicar medidas en materia de prevención como más y mejor señalización, corrección de las trazas, utilización de un coche guía en caso de niebla y otras acciones, apuntó el director del programa Conciencia Vial, Gerónimo Bonavera. Aunque también destacó que sería interesante contar con el factor temporal de ese mapa: En qué momento se producen los accidentes.
Los bancos de niebla se forman a fines del otoño, en invierno y comienzos de la primavera, aunque hace unos quince días hubo niebla en la salida de Rosario. Aparecen en sectores bajos o en cercanías de lagunas y corrientes de agua.
Los concesionarios viales han pintado señales (la v invertida) sobre el asfalto para calcular la visibilidad cuando ésta es escasa. En las cabinas de peaje se entregan folletos explicativos o se advierte a los conductores sobre la presencia de bancos de niebla. Sin embargo, para algunos especialistas estas medidas no son suficientes y las empresas tienen hasta la obligación de detener el tránsito si la ocasión lo amerita.
Los sectores más afectados -entre otros- son las inmediaciones de Granadero Baigorria en la autopista a Santa Fe, los bajos de Correa (kilómetro 358) y la salida de Roldán en ruta 9, el basural de Totoras y el bajo La Cañada (kilómetro 115) de la 34, y los tramos más bajos de la autopista a Buenos Aires, entre Arroyo Seco y el límite interprovincial.
A la niebla hay que sumarle el humo proveniente de algunos basurales que están a la vera de las rutas como los de la 18 y la autopista a Santa Fe, en cercanías a Rosario.
El factor humano es la principal causa de los accidentes viales. Sin embargo, a pocos kilómetros de la ciudad y en los últimos tiempos, se produjeron una serie de accidentes cuando las rutas estaban cubiertas por una densa niebla, más la presencia de humo. El 11 de noviembre pasado colisionaron dos autos en la 33, cerca de Murphy, y murieron tres personas. El último Viernes Santo, hubo un choque en cadena cerca del peaje de General Lagos, en la autopista Aramburu, y hubo 4 muertos y 11 heridos. En julio del 99, una múltiple colisión en la autopista a Santa Fe terminó con la vida de 8 personas y 44 resultaron heridas.
Zona peligrosa
El Consejo ya contaba con un mapa muy parecido sobre los lugares con mayores tasas de siniestralidad en rutas y accesos urbanos de la provincia, tal como lo publicó este medio en octubre del 99.
Los sectores más conflictivos son los cruces de rutas a nivel como el de la 91 en sus intersecciones con la 9 y la 34, o el de la 21 con la A012, por citar algunos; la zona metropolitana del Gran Rosario -el acceso no concesionado por ruta 34, la curva de la muerte en Pérez y el cruce de la 33 con la 14- y algunos tramos muy rectos o con curvas peligrosas en los caminos más alejados de la ciudad.
Ahora cuentan con el mapa de la niebla. El gran interrogante al que deben responder sus integrantes es qué hacer o qué tipo de medidas tomar frente a esa información. Y para ello aparecen algunas ideas relacionadas a cuestiones educativas, de prevención, control y compromiso de los concesionarios viales de avisar cuando las condiciones de visibilidad no son las adecuadas.