El Papa Juan Pablo II invitó ayer al mundo, en su primer mensaje del nuevo milenio, a recorrer con confianza y tenacidad la vía privilegiada del diálogo para sostener la convivencia nacional e internacional en un momento de encuentro, no siempre fácil, entre diversas culturas. El Papa, quien celebró en la plaza de San Pedro del Vaticano una multitudinaria misa para festejar la 34 Jornada Mundial de la Paz, ante unos cincuenta mil fieles, destacó también que no se puede invocar la paz y despreciar la vida.
En presencia de la totalidad del colegio cardenalicio y numerosos representantes del cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, el Pontífice insistió en la necesidad de construir una civilización de paz y amor. Renuevo hoy a cada persona de buena voluntad -aseguró- la invitación a recorrer con confianza y tenacidad la vía privilegiada del diálogo.
A su juicio, sólo así la riqueza específica que caracteriza la historia y la vida de los hombres y los pueblos no se dispersarán, sino que al contrario podrán ayudar a construir una nueva era de fraternal solidaridad.
Que sea esfuerzo de todos promover una auténtica cultura de la solidaridad y la justicia, estrechamente ligada a la paz, objetivo primordial de cada sociedad, añadió el Papa, quien recordó algunos de los pasajes más importantes de su mensaje escrito con motivo de la 34ª Jornada Mundial de la Paz.
Documento para los jefes de Estado
El texto, que bajo el título Diálogo entre culturas para una civilización de amor y paz fue presentado el pasado 14 de diciembre, ha sido entregado a todos los jefes de Estado del mundo, incluidas las autoridades israelíes y palestinas.
Un enviado especial del Papa, el cardenal Roger Etchegaray, lo llevará personalmente a Ehuk Barak y Yaser Arafat junto a la invitación personal del Santo Padre para que ambos mantengan la vía del diálogo en el camino para alcanzar la ansiada paz en Tierra Santa.
El Papa, quien mostró un aspecto descansado sólo unas horas después de enviar al mundo, antenoche, la bendición Urbi et Orbi, consideró que el diálogo intercultural resulta aún más necesario en el actual contexto mundial. En su opinión, éste es cada vez más complejo por la difusión de las migraciones humanas, la comunicación global y del encuentro no siempre fácil entre culturas diversas.
El Papa también aprovechó su primera intervención del 2001 para reiterar la urgencia de defender la vida, bien fundamental de la Humanidad, pues no se puede invocar la paz y despreciar la vida.
Civilización del amor
Enviamos al Señor nuestra oración para que el respeto de estos valores de fondo, patrimonio de cada cultura, contribuyan a la construcción de la deseada civilización del amor y la paz. La invitación del Pontífice estuvo acompañada por la plegaria de fieles de varias nacionalidades durante la misa, en la que se rezó explícitamente por la paz en Jerusalén. Que todos los que reconocen a Abraham como el padre de la Fe cultiven en su ánimo la conciencia de los valores comunes de cada cultura y, comenzando de la Tierra Santa, testimonien el valor de la solidaridad y la justicia, pidió una joven en árabe.
También durante la homilía se oró para que los responsables de las naciones y los organismos internacionales favorezcan el diálogo entre culturas y a favor del respeto a los inmigrantes.