Año CXXXIV
 Nº 48.985
Rosario,
martes  02 de
enero de 2001
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La Acción Católica pidió perdón por su errores y omisiones durante los 70
La organización reflexionó sobre la falta de firmeza ante los hechos de violencia que vivió la Argentina

La Acción Católica Argentina (ACA) pidió perdón por aquellos miembros que se dejaron seducir por la tentación de la violencia adhiriendo a los extremismos de izquierda y de derecha que ensangrentaron a la Nación en los años 70. En sintonía con el mea culpa hecho oportunamente por el Episcopado argentino y el Papa Juan Pablo II, el Consejo Nacional de la mayor organización laical del país hizo público ayer un pronunciamiento en el que reflexiona sobre los errores, pecados y omisiones en los que incurrió a lo largo de sus setenta años de existencia institucional.
La entidad católica también clama al cielo por la falta de firmeza manifestada, por algunos militantes y en algunos momentos de nuestra historia, en la defensa de la vida humana, de la dignidad de las personas, de la verdad y de la justicia.
Particularmente -subraya el documento emitido por la ACA-, pedimos perdón por la falta de valentía puesto de manifiesto en la defensa de la democracia y el respeto de las libertades individuales.
Tras reconocer que no pocas veces las declamaciones reemplazaron la acción solidaria por los más pobres, los integrantes de la ACA se comprometieron a ser solidarios y a trabajar por la reconstitución del tejido social en nuestra fragmentada sociedad argentina.
También pidieron perdón por las omisiones en la tarea de iluminar las conciencias y admitieron que seguramente es mucho más lo que pudieron y debieron aportar, en este aspecto, a la clase dirigente del país y a todos nuestros hermanos.

Pedidos de clemencia
En la misma línea se manifestaron días pasados los sacerdotes de la diócesis de Goya, encabezados por el obispo Luis Stockler, al solicitar clemencia por no haber priorizado con todos los medios a nuestro alcance la acción social, particularmente en una Iglesia que hizo una opción preferencial por los pobres.
Según expresaron, esta falta de compromiso en favor de una sociedad más justa y fraterna trajo consigo que muchos laicos que se proclaman católicos y que tuvieron acceso a niveles más altos de educación por su situación económica, se convirtieron en señores feudales, esclavizando a sus peones o pobladores.
Pero fueron más lejos todavía, al denunciar que por esta actitud permisiva de ellos, otros se transformaron en caudillos políticos que compran los votos para sus partidos por alguna ración de alimentos.
El clero correntino se consideró, además, culpable de no haber sabido defender suficientemente a nuestros niños, que mueren desnutridos, en una tierra rica y sin cultivar; a los adolescentes, que viven de la limosna, cuando no del trabajo esclavo y a los jóvenes que no tienen futuro de esperanza que los haga crecer.
También se incriminaron por no haber protegido a las mujeres, avasalladas en su dignidad por la cultura machista de nuestro pueblo; a nuestras familias, que por el hambre se ven obligadas a emigrar; a nuestros ancianos, echados del campo cuando ya no sirven al patrón o arrinconados, sin jubilación y sin obra social. El presbiterio de Goya lamentó no haberse mirado en el espejo de los verdaderos seguidores de Jesús, entre otros, citó al salvadoreño Arnulfo Romero, al riojano Enrique Angelelli, al sacerdote porteño Carlos Mujica y al obispo de Goya, Alberto Devoto.



Detención de sacerdotes en Rosario, en 1971.
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