Año CXXXIV
 Nº 48.984
Rosario,
domingo  31 de
diciembre de 2000
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Piden que la muerte de un menor sea investigada como homicidio
La solicitud fue planteada por familiares de Horacio Fernández, baleado después de un robo por un policía

Los padres de Horacio Daniel Fernández, el chico de 14 años muerto por un policía tras un robo en barrio Ludueña norte, solicitaron en un escrito presentado al fiscal Norberto Pica que el hecho sea investigado como un homicidio y no como un enfrentamiento. En la presentación, plantearon que la presencia del policía en el lugar no era accidental sino que allí realizaba tareas de custodia, y señalaron las contradicciones de las actuaciones policiales.
El chico falleció el 30 de noviembre pasado, luego de efectuar un robo en una zapatería de Larrea y Junín. Cuando escapaba del lugar junto a otro joven aún no identificado, el menor fue muerto a balazos por un policía de civil que se encontraba apostado en la esquina del negocio.
La versión policial del hecho sostiene que Fernández llevaba un arma con la cual atacó al policía y murió en un enfrentamiento. En el escrito presentado en la fiscalía, Alberto Daniel Fernández y Ramona Jerez -los padres del chico baleado- rechazaron esa hipótesis al marcar los desajustes de las actuaciones sumariales incorporadas a la causa que se investiga en el juzgado de Instrucción Nº 14.
También disintieron con la declaración del policía Abel Angel Huerta, el agente que baleó al chico, y plantearon que de seguir constituyéndose (esa declaración) en el relato-guía, conllevará a instalar como principal hipótesis de investigación la de un supuesto e inexistente enfrentamiento, lo que llevaría a conclusiones erróneas y falsas.
La presentación, patrocinada por el abogado Norberto Olivares, plantea que la presencia del sargento Huerta en las inmediaciones no era accidental -como planteó el agente- sino que los vecinos conocen perfectamente que la presencia de Huerta tiene por objeto tareas de vigilancia y custodia en favor de ciertos comerciantes del lugar, y que el día de la tragedia su presencia obedecía ni más ni menos que al cumplimiento de esas tareas.
Además, señalaron contradicciones en el relato del policía: ¿Porqué si el supuesto enfrentamiento se produce (según los relatos de Huerta) a diez metros de la intersección de Junín y Larrea, la bicicleta y los efectos secuestrados se hallaban a los 40 metros de dicha esquina, y el cuerpo sin vida de nuestro hijo a casi 60 metros de ésta? ¿Puede una persona después de haber recibido tres balazos, dos en las piernas y uno letal con perforación del pulmón, correr cuarenta metros?, expresaron.
Según la autopsia, el muchacho recibió dos impactos en sus piernas efectuados desde atrás y uno mortal en la línea axilar izquierda que se produjo desde adelante. Este dato, para sus familiares, contrasta con la versión de que el muchacho fue herido en un tiroteo. Para ellos, el estudio demuestra que fue detenido al ser herido en las piernas y luego fue rematado de frente. Además sostienen que el chico no portaba un revólver. No ha existido racionalidad en la reacción armada del Sargento Huerta, destacaron.
Por último, cuestionaron que el muchacho haya recibido atención médica una hora más tarde y que no se haya realizado un examen de dermotest sobre su cuerpo para comprobar si manipuló o disparó un arma.
En función de estas contradicciones e irregularidades, los familiares de Fernández solicitaron que se sustente la hipótesis de un homicidio y no la de un enfrentamiento porque la conducta de este policía no tuvo otra direccionalidad y motivación que la de matar a una persona reducida -que no ofrecía resistencia ni provocación suficiente-, convirtiendo el objetivo de seguridad en una meta de aniquilamiento innecesario.



Familiares de Horacio Fernández en una protesta.
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