Año CXXXIV
 Nº 48.984
Rosario,
domingo  31 de
diciembre de 2000
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Balance 2000. La política económica nacional pasó del impuestazo al blindaje
Aburridos de estar en recesión

Jorge Kaplán

La economía del país iba a crecer el 4%, de la mano de la rebaja de las tasas de interés y la llegada de inversiones. Para eso había que ganarse la confianza de ese ente denominado los mercados. ¿Y cómo hacerlo? El gobierno dijo que poniendo las cuentas en orden y reduciendo el déficit. ¿Cómo se hacía? Machinea dijo que rebajando los salarios de los agentes públicos y aumentando los impuestos. Sin embargo, la confianza no se alcanzó, las tasas no bajaron, las inversiones no vinieron, y para colmo el mercado interno se deprimió aún más. ¿El resultado? Argentina cierra el año con crecimiento cero y debió recurrir a un blindaje financiero para no caer en un inminente default.
Sobre el final del año, el equipo económico cambió el libreto y manoteó algo de keynesianismo. Por estas horas, el déficit ya no les parece tan malo a los hombres de Machinea y se muestran convencidos de que hacen falta políticas activas para la reactivación.
El blindaje financiero de 40.000 millones de dólares aportados por el Fondo Monetario, el Banco Mundial, el Estado español y un grupo de bancos y administradoras de fondos de pensión, le permitirá al gobierno tomarse un respiro. Economía se pasó todo el año torturado por la obligación de colocar deuda a tasas cada vez más altas para cubrir compromisos contraídos con anterioridad, secando la plaza financiera local y dejando sin posibilidad de financiamiento al sector privado.
Sin el peligro de default, por lo menos durante 2001 y 2002, Economía puede permitirse un déficit un poco más holgado para financiar, entre otras cosas el plan de infraestructura.
El 2000 iba a ser el año del crecimiento, de la salida de la recesión. ¿Alguien quiere seguir con esto?, repetía monocorde el candidato a presidente Fernando de la Rúa durante 1999. Se refería a la fiesta menemista, pero también a la recesión. Nadie quería seguir en la recesión, y la mayoría lo votó.
A principios de año se vaticinó un crecimiento de más del 4%, una cifra que fue sistemáticamente corregida hacia abajo, hasta llegar a un cero, conformando al país con que por lo menos no se retrocedió. En rigor, sí se retrocedió: la población creció y el PBI quedó igual. En otras palabras, hay más bocas que alimentar pero con la misma cantidad de comida que el año pasado.

Ajustado
Iba a ser el año del despegue, pero fue el del ajuste. El refrán dice que escoba nueva barre mejor, y así sucedió con los ingresos de buena parte de la clase media. Se recortaron entre un 12% y un 15% los sueldos superiores a 1.000 pesos de los empleados públicos.
En tanto que el impuestazo, sobre todo a través de ganancias, golpeó el bolsillo y el consumo de los que tienen ingresos de medio-medios para arriba. Las reformas afectaron a los autónomos que ganan más de 700 pesos y los sueldos superiores a 1.500. En ganancias se elevaron las alícuotas, se redujo el mínimo no imponible y se disminuyeron las deducciones de la base imponible.
Pero el impuestazo también alcanzó a empresas y particulares con modificaciones en otros gravámenes como IVA, altas rentas, bienes personales, automotores, y monotributistas, entre otros.
El argumento de Economía fue que al conocer los números que dejó el ex ministro Roque Fernández, si no se aumentaban los impuestos el déficit sería de 10.000 millones. Finalmente, el déficit fue de 7.300 millones, que si se suma a la mayor carga por intereses de la deuda externa y otros compromisos, estaría alcanzando los 10.000 millones, justamente la cifra que se quería evitar.
También hay un ajuste a futuro: las próximas jubilaciones serán menores en virtud del proyecto de reforma previsional que se lanzó como una de las condiciones para recibir el blindaje.
Por otra parte, la reforma laboral -con posterior escándalo en el Senado incluido- derivó en muchos casos en una reducción real de salarios al modificarse la legislación sobre los convenios colectivos de trabajo y el empleo temporario.

El error
Economía se esmeró buena parte del año en explicar los beneficios de la secuencia ajuste fiscal-menor riesgo país-baja de las tasas de interés-inversiones y finalmente crecimiento. A esa lógica apostaron De la Rúa, el FMI, Machinea y hasta Chacho Alvarez, pero el resultado fue estancamiento, el PBI per cápita cayó y se completaron ya dos años de recesión ininterrumpida.
El gobierno hizo lo que pidieron los gurúes de la ortodoxia económica, quienes ante el fracaso de la fórmula fueron por más pidiendo el despido de miles de empleados públicos para reducir el gasto en 10.000 millones de dólares. Así lo pidió, por ejemplo el economista Manuel Solanet en el Coloquio de Idea realizado en noviembre y ante la crema del empresariado del país.
Por su puesto que la crisis social que sufre la Argentina hace inviable una salida de ese tipo y se debió cambiar el libreto.
Habría que dejar de pagar la deuda externa por dos años, dijo el patriarca radical Raúl Alfonsín y todos dispararon sobre el ex presidente. Lo acusaron de meter ruidos y fomentar la desconfianza de los mercados internacionales. Pero el blindaje significa en cierta forma dejar de pagar la deuda por dos años: los compromisos serán cubiertos con los pagarés del blindaje, y se pudo patear la pelota hacia adelante. El FMI prefirió está solución ordenada, antes que el país entrara en cesación de pagos, y así aventar el riesgo de que una crisis local se vuelva sistémica contagiando al resto del mundo, algo que como ya se vio que ocurre con una extrema facilidad.
Una vez más el presidente comenzará un año con el crédito abierto. El 2000 lo empezó con todo su capital político intacto, y el 2001 con el blindaje. Ahora se vendrán las discusiones por las reformas previsional, fiscal y del Estado. Al mismo tiempo el plan de infraestructura, que obtuvo la semana pasada el visto bueno de los gobernadores, es el argumento más fuerte que tiene De la Rúa para sostener sus promesas de despegue.
Se augura una baja de tasas internacionales, mejores precios de los commodities argentinos, y una devaluación del dólar frente al euro. El contexto internacional es favorable a la Argentina, y está el blindaje que libera de angustias al equipo económico por el pago de la deuda. El viernes Machinea vaticinó que a partir del 2001, la economía crecerá a un ritmo del 4% ó 5% anual y bajará el desempleo. Que así sea.



Machinea vaticina un 4% de crecimiento en 2001.
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