Año CXXXIV
 Nº 48.984
Rosario,
domingo  31 de
diciembre de 2000
Min 20º
Máx 34º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Zoom
Celia Cruz: "La nostalgia no se cura"

-¿Usted es de las que piensan que el último disco es siempre el mejor?
-Claro, este es buenísimo. Pero Siempre viviré es mi disco número 78, entonces hay muchos otros buenos. El anterior, que era un homenaje a Lola Flores, tenía cosas muy lindas. Pero quizá por la tristeza y todo eso la canción que funcionó mejor fue El carnaval de la vida. En mi nuevo álbum hay de todo: un tango, una pachanga, un dúo con Vicente Fernández...
-¿Cómo fue trabajar con Estefan?
-Hay gente que me tiene miedo, pero cuando ven que soy normal, es fácil trabajar conmigo, porque escucho lo que quiere el productor. Emilio es complaciente. Y no grita. Pero no debutábamos, porque ya trabajamos juntos en un tema que hice con Gloria Estefan, Echale agua a la sopa.
-O sea que es reina de la salsa, pero no diva.
-Exacto, reina lo dicen ustedes, pero diva no soy. Si hay que repetir una canción, la repito. Al final soy yo soy la que da la cara y la que aparezco en la foto del disco. Y eso sí, que no me impongan un número que no quiero porque entonces rompemos relaciones.
-Después de 50 años de carrera, ¿se distingue el trabajo de la vida?
-Son cosas distintas, pero estás tan metida en esto, tienes tantos compromisos, que pierdes amistades. No me puedo poner a hablar por teléfono de tonterías o chismes con mis amigos. Y tampoco soy muy visitadora. Sin embargo también hice amistades trabajando, gente importante. A veces, la misma gente la hace a una ser hipócrita, unos vienen de parte de tal y cual, otros no, y yo los trato igual a todos... Ya no puedo restar, sólo debo sumar.
-¿Pero tiene vida aparte del trabajo?
-Sí, muy sencilla, no tengo hijos, y mi único compromiso es Pedro (Knight). Estamos juntos desde el 14 de julio del 62 que nos casamos, aunque lo conocía de antes porque tocaba la trompeta en la Sonera Matancera.
-¿Hablamos de Cuba?
-No, porque me viene el mal humor.
-¿Se cura la nostalgia?
-No se cura, no se pasa, ni se olvida.
-¿Cree que podrá volver?
-Espero que sí, porque la esperanza es lo último que se pierde. Yo no quiero que nadie se muera, pero si Fidel se muere, mejor. Total, nadie vino aquí a quedarse como semilla para siempre. Y él no deja de hacer discursos de ocho horas en las que repite todo el tiempo las mismas cosas.


Diario La Capital todos los derechos reservados