Año CXXXIV
 Nº 48.982
Rosario,
viernes  29 de
diciembre de 2000
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cartas
Un siglo de múltiples cambios

¡A cuántos cambios hemos subsistido quienes pertenecemos a la década del 20! Nacimos lejos de la televisión, antes que la penicilina, la vacuna antipolio, las comidas frisadas, los aviones jet, los plásticos, las lentes de contacto, el fax, los cierres relámpagos y la píldora anticonceptiva, antes que el lavarropas, acondicionador de aire y el microondas. Somos anteriores a la tarjeta de crédito, las computadoras, el rayo láser, el bolígrafo, el celular, a la medicina prepaga y geriátricos. Jamás oímos hablar de FM, pasacasete, compact disc, o trasplantes de órganos. Nosotros primero nos casábamos y después nos íbamos a vivir juntos. Los blue jeans eran azules y era ropa de trabajo (Coppa y Chego), no envases ajustados de glúteos y además rotos. Tener relaciones era llevarse bien con los parientes, la dieta era algo para enfermos y el ayuno era parte de la Semana Santa. Conocer el dinero cuando se podía comprar algo por 5 ó 10 centavos. Por 10 se saboreaba un helado en la Bella Catania, se andaban largos recorridos en tranvía y se compraba una Bilz, un aviador o un chinchibira. Un auto valía 350 pesos, la nafta costaba $0,20 el litro. Los vocablos drogadicción y sida no lo conocimos. En nuestra época fumar era para los hombres, los ravioles la comida de los domingos, la coca era una bebida nueva que desplazaba a la bidú. La música era algo que se podía silbar y oírse despacito. Somos la última generación que creyó que había que estar casado para tener un hijo. Como para no estar confundido y hablar de la brecha generacional. ¡Pero sobrevivimos y ahora festejemos el nuevo siglo!
Gerónimo Martos


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