Año CXXXIV
 Nº 48.982
Rosario,
viernes  29 de
diciembre de 2000
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El gran desafío de Central
¿Vesco puede liderar la transformación?

Ricardo Petunchi

El año que ya empieza no será uno más para Central. Debe marcar, necesariamente, una bisagra en su vida institucional y futbolística. Y lo debe hacer por una simple razón: así como está, no tiene futuro. Al menos, no un futuro promisorio.
Tiene un gran desafío por delante: concretar el acuerdo deportivo con el Barcelona de España y plasmar un proyecto que le permita al club transformar su vetusta estructura institucional en una organización deportiva y económica acorde a los tiempos que corren.
Con un déficit mensual de 400 mil dólares, Central es inviable. Ni siquiera malvender a sus mejores jugadores, como lo ha hecho durante largos años, puede revertir ese despropósito financiero. Además, el club le adeuda al plantel más de dos millones de pesos.
El presidente Víctor Vesco acaba de renovarle el vínculo a Bauza. Pese al recorte y al criterio de la productividad aplicado, sigue siendo un contrato muy jugoso. Tendrá un piso de 400 mil dólares y, si las cosas le salen bien, el técnico embolsará una cifra que rondará entre los 800 y el millón de dólares. Un despropósito para un club con las arcas en ruinas. Vesco y el vicepresidente Juan Carlos Campagna dieron cifras disímiles del ajuste: mientras para el presidente fue del 25%, para el vice está cerca del 50%. ¿No se ponen de acuerdo siquiera en lo que prometen?
De todos modos, mayor despropósito fue aprobarle el contrato anterior: Bauza embolsó allí 800 mil dólares anuales. Por eso, hoy le adeudan al técnico cerca de un millón de dólares.
El nuevo vínculo tiene una perlita: no incluye cláusula de rescisión. Es decir que, en cualquier caso, Bauza cobrará el año completo aunque no lo trabaje. Un nuevo guiño de Vesco hacia el técnico, como para no dejar dudas de que los une un compromiso muy fuerte.
El protesorero Eduardo Liberati reconoció al diario Clarín que Central debe vender uno o dos jugadores para hacer frente a sus compromisos. Está claro que la iniciativa no brilla por su originalidad, precisamente. Ni habla demasiado bien de las ideas dirigenciales.
A este ritmo no va a alcanzar con la venta de dos jugadores cada seis meses. La ecuación parece simple: un club desfasado financiera y económicamente difícilmente pueda mantenerse entre los protagonistas del campeonato; por consiguiente, sus jugadores se desvalorizan y no hay compradores. Lo que hay -como viene pasando- es un intento desesperado por vender a cualquier precio. Y el círculo es interminable: poco dinero, poco protagonismo, vuelta a vender pronto y mal.
El desafío es complejo, y el resultado se presenta como incierto. Pero hay algunas cuestiones que puntualizar:
1º Los dirigentes deberán ponerse a la altura de las circunstancias y generar alternativas que vuelvan viable la economía institucional. Echar mano a las inferiores y rematar los mejores proyectos futbolísticos puede ser una salida coyuntural, pero difícilmente sea la solución estructural para la crisis.
2º Los clubes de fútbol más importantes del mundo se manejan como empresas. Todo aquel que pretenda hacerlo con los códigos y los recursos de hace 20 años atrás, está condenado inexorablemente al fracaso. ¿Vesco está en condiciones de adaptarse a los nuevos tiempos?
3º ¿Cuáles son los proyectos institucionales que maneja el presidente? ¿Cuáles fueron las iniciativas llevadas adelante en el 2000? ¿Hubo campañas de socios, ingresos por merchandasing?
4º Los dirigentes deben responder con su patrimonio por cada una de sus acciones al frente de las entidades. Ya no alcanza con que se lamenten por la crisis ni que apelen a soluciones simplistas.
5º Para que se plasme el acuerdo con Barcelona hay que ser serios, creibles y con iniciativas. No es verdad que para sellar un entendimiento de esa envergadura alcance con las intenciones. Hacen falta ideas y proyectos.
6º Bauza se queda como DT. Viene de cumplir dos campañas muy pobres en los torneos locales: sacó apenas el 41% de los puntos en disputa. El plantel se desvalorizó. La participación en la Libertadores y la Mercosur fue interesante, pero se quedó a mitad de camino.
7º El técnico no puede seguir vendiendo recuerdos. El subcampeonato ya quedó muy lejos. En cambio, siguen actualizadas las cuentas pendientes: no ganó un clásico oficial, ni a Boca. Encima perdió una final ante Santos de Brasil en el propio Gigante.
8º No hay que confundir lo que significa protagonismo: no es salir segundo en un torneo, y en los restantes de la mitad para abajo. Pelear arriba una vez no significa más que eso. Bauza peleó un torneo de cinco.
9º La gente de Central exige logros concretos, algo más que estas aproximaciones. ¿Es una exigencia lógica? Es discutible. Pero en todo caso se apoya en la historia y, en última instancia, absolutamente nadie puede pretender que los hinchas se conformen con ser actores de reparto y nunca jamás arrimar un protagónico.
10º El crédito de los hinchas tiene un límite, y ni Bauza ni Vesco se pueden dar el lujo de ignorar ese sentimiento.
11º No será un año más. Es un año clave. El del despegue definitivo o el de la resignación. La responsabilidad mayor es de Vesco. Debe encontrar el camino de la grandeza. Si no lo puede hacer, debe tener la grandeza de dar un paso al costado.



Víctor Vesco, presidente de Rosario Central.
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