La Habana. - El presidente del Parlamento cubano, Ricardo Alarcón, afirmó ayer en La Habana que el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, sería recibido en la isla como cualquier otro estadounidense si acepta una propuesta de un grupo de personalidades de su país para realizar esa visita antes de dejar su cargo. Agregó que en caso de que el viaje se produjera una vez terminado su mandato en enero, y en compañía de su esposa, la recién elegida senadora por Nueva York, Hillary Rodham Clinton, no habría inconvenientes en que ambos se entrevistaran con parlamentarios cubanos, como ha ocurrido en el pasado con legisladores estadounidenses, algunos de los cuales han visitado la isla junto a sus cónyuges.
Alarcón, en conferencia de prensa, respondió así a una pregunta sobre la inusitada solicitud de dirigentes cívicos estadounidenses al presidente Clinton: que viaje a Cuba antes de dejar el poder y como un paso para iniciar un mejoramiento de las relaciones con la isla.
Más de un centenar de personalidades cívicas y académicas estadounidenses suscribieron el martes una carta solicitando a Clinton que realice un viaje a la mayor de Las Antillas antes de abandonar, el 20 de enero próximo, la Casa Blanca, como prueba de voluntad de cambio de política hacia Cuba. Nosotros no somos los que hemos establecido las prohibiciones de viaje, fue Washington, subrayó Alarcón, al recordar que fue Clinton quien suscribió varias de esas restricciones que impiden a los ciudadanos estadounidenses viajar libremente a la isla.
En Cuba no hemos recibido ninguna indicación de que él (Clinton) tenga interés o vaya a viajar a la isla, respondió Alarcón, agregando de inmediato que si Clinton deseara hacerlo yo creo que sería recibido igual que los cubanos lo hacen con el resto de los estadounidenses. Además, añadió el funcionario, a Cuba han venido una serie de legisladores estadounidenses acompañados de sus esposas o esposos y se han entrevistado con representantes de la Asamblea Nacional de Cuba. Si la senadora Clinton visitara Cuba sería bienvenida junto a su cónyuge, dijo Alarcón. Incluso algunos de esos congresistas, como en el caso de representantes negros estadounidenses que visitaron Cuba en mayo pasado, también se han entrevistado con el presidente Fidel Castro.
Optimismo a largo plazo
Alarcón además se refirió al futuro de las relaciones entre La Habana y Washington con el próximo presidente, George W. Bush, quien asume el 20 de enero. Señaló que La Habana no espera que bajo el gobierno de Bush haya cambios en el intercambio entre los dos países, que no mantienen relaciones diplomáticas formales. En lo inmediato no hay ninguna razón para ser optimista, dijo Alarcón. Sin embargo, mostró su convencimiento de que a largo plazo EEUU se verá obligado a poner fin al embargo económico impuesto a Cuba desde hace cuatro décadas. Estoy convencido de que las tendencias a favor del cese de la hostilidad de EEUU contra Cuba van a continuar y van a ser más fuertes en el futuro, señaló. Soy profundamente optimista a largo plazo, se trata de una política condenada al fracaso, tendrá que ser abandonada algún día, añadió.
El gobierno de Fidel Castro, quien ha visto pasar a nueve presidentes por la Casa Blanca, acogió con sorna y escasas expectativas la designación de Bush como presidente electo, después de una prolongada batalla legal en torno al disputado recuento de votos en Florida. El imperio parece ya tener un jefe supremo... del nuevo cacique poco esperamos, dijo un comunicado difundido por los medios estatales hace dos semanas.