| | Andando la noche El idioma de la globalización
| Marcelo Menichetti
Recorrer el centro de Rosario por estos días es descubrir que el mundo cada vez es más pequeño o que los que nos empequeñecimos fuimos los habitantes de esta sufrida y austral región del planeta. Si alguien esperaba ver repetida hasta la saturación la frase Feliz Navidad quizá haya sufrido una de sus peores decepciones. Lo que se lee en muchísimas vidrieras y carteles es Merry Christmas, lo que significa lo mismo aunque no todos podamos saberlo sin traductor de inglés mediante. Sin querer generar el revuelo que produjo Jorge Asís con su fallida pretensión de proteger el idioma nacional desde la Secretaría de Cultura de la Nación, por lo menos hay que señalar que aún no somos tan cosmopolitas como para comunicarnos lisa y llanamente en inglés y que tenemos un idioma que allá en el norte, donde siempre se habló en la lengua de Shakespeare, avanza sin pausas empujado por la creciente población hispana. -Ya no se entiende nada -se lamentaba un bancario jubilado en el bar La Nueva Capital el sábado por la tarde en un apurado brindis de amigos por la Navidad. -En todos lados está el cartelito de for sale y si no fuera por mi hija que me dijo qué quiere decir, todavía no me hubiera enterado que se trata de nuestra vieja y esperada liquidación -repetía el hombre bastante molesto. Como confirmando esa especulación, desde el mundo del cine llegó El Grinch, un filme basado en un personaje navideño típico en los Estados Unidos, que no consiguió acaparar la atención del público rosarino. -Si es cierto que la globalización es un camino de ida y vuelta, quizá pronto podamos ver a Inodoro Pereyra y a Mendieta filosofando en el Central Park -dijo el interlocutor del bancario-. La mirada desencantada de su contertulio hizo que sobraran los comentarios.
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