La celebración de la Navidad tuvo anoche una fiesta especial en Villa Hortensia, donde la música se dio cita en la Misa Criolla 2000. Más de 2.500 personas, de todas las edades, se llegaron hasta la tradicional mansión de la zona norte para escuchar la obra más celebrada del compositor y pianista santafesino Ariel Ramírez, en un espectáculo que incluyó a numerosos artistas de la ciudad y que mostró una versión original de la creación, basada en ritmos típicos del folclore nacional. La noche clara y templada, sumada a la sensibilidad navideña, pusieron el resto para que las notas calaran hondo entre los asistentes al festejo. Entre ellos se contaron el ministro de Educación santafesino, Alejandro Rébola; el intendente Hermes Binner; el secretario de Gobierno, Antonio Bonfatti, y otras autoridades provinciales y municipales.
La música andina del grupo rosarino Los Khorus -responsables de la adaptación de la obra-, el tenor Juanjo Cura, el pianista Leonel Lúquez y tres coros bajo la dirección del maestro Maximiliano Cañas le pusieron su sello singular a la cantata navideña, auspiciada por el gobierno provincial, la Municipalidad y La Capital.
La Misa Criolla forma parte del repertorio de Los Khorus, en una versión original para voces e instrumentos que ya fue presentada junto a distintas agrupaciones corales. La de anoche incluyó a tres coros rosarinos que dirige el maestro Maximiliano Cañas: el Voces de Alberdi, el Grupo de Integración Vocal Colegio Stella Maris y el de la parroquia Nuestra Señora del Carmen.
El espectáculo empezó puntualmente, ante un público masivo que llegó desde distintas zonas de la ciudad, aunque con una presencia mayoritaria de vecinos de zona norte, ya acostumbrados a que Villa Hortensia les ofrezca actividades especiales.
La programación arrancó con la interpretación de villancicos americanos a cargo de Juanjo Cura. Tras ello siguieron los coros y Los Khorus, con distintos temas, hasta llegar a la Misa Criolla, con la participación de todo el elenco.
Lo más emotivo
El momento más emotivo del espectáculo -y lógicamente uno de los más emblemáticos para la celebración navideña- llegó con la canción Noche de paz. Fue entonces cuando, tras apagarse todas las luces, cada persona del público ubicada dentro de los jardines de Villa Hortensia encendió una velita, provista por los organizadores, para acompañar el villancico.
Las ochocientas sillas dispuestas dentro de los jardines de Villa Hortensia resultaron pocas para albergar a la multitud que se acercó al espectáculo. Más atrás un público de todas las edades se ubicó en reposeras traídas del hogar, en el suelo y hasta hubo quienes se acercaron en sus sillas de ruedas. Pero allí no terminó la asistencia. Más de la mitad de la plaza ubicada frente a la tradicional mansión también se vio colmada por la gente.
La Ciudad
