Santa Fe.- Escenas de una tensión extrema y con ribetes cinematográficos se vivieron en la mañana de ayer en un barrio periférico de esta ciudad cuando un peso fugado de la cárcel de Las Flores tomó varias horas de rehenes a su concubina y los cuatro hijos menores de ésta -entre ellos un bebé- para evitar ser arrestado por una comisión policial que al realizar un operativo en la zona lo descubrió.
Adrián Reyes, alias el Perro, es interno de la unidad penitenciaria NºII, de la cual hace algunos meses salió con permiso y no regresó, encontrándose prófugo desde entonces y con numerosos pedido de captura en su contra.
Lo que pudo haber sido una tragedia de magnitud se desató ayer poco después de las 10 cuando en la barriada que los vecinos identifican como Sierra Chica, situada en el extremo noroeste de la ciudad, el titular de la seccional 7ª, comisario Raúl Machado y el oficial Juan Hernández tocaron a la puerta de una vivienda y fueron atendidos por Reyes.
Un disparo
Al ver a los policías, Reyes tomó una escopeta y efectuó un disparo. A partir de ese momento todo fue convulsión y la tensión iría in crescendo por el término de las siguientes dos horas ya que decidido a repeler su detención, Reyes se atrincheró en la vivienda utilizando como escudos humanos a su concubina y los cuatro hijos pequeñas de ésta, uno de ellos un bebé.
Los alrededores de la precaria vivienda se convirtieron de inmediato en un hervidero de móviles policiales, ambulancias y refuerzos policiales, haciéndose presente en el lugar los jefes de la policía de la provincia y la URI, el juez de instrucción y el fiscal en turno, como así también familiares de Reyes.
La madre de Reyes intercedió y logró finalmente que su hijo -en un alarmante estado de excitación, presuntamente también producto de drogas o alcohol- liberara, sanos y salvos, a tres de los menores. En tanto el joven mantuvo como rehenes al bebé y a su compañera detrás de la que salió protegido a la calle y efectuó alguno disparos que llenaron de estupor a todo el mundo ante la presunción de que se desatara una balacera.
El desenlace
Hasta ese momento parecía que la situación no podría resolverse de otro modo, ya que Reyes había hecho caso omiso a los pedidos de su madre e incluso de los abogados que fueron convocados al lugar por sus familiares asegurando que no se entregaría.
Finalmente una instancia de diálogo se inició sobre el mediodía cuando los abogados lograron convencer al joven de que accediera a conversar con periodistas del diario El Litoral. Reyes pidió entonces garantías para su vida y exhibió su cuerpo ante los medios para demostrar que no tenía marcas ni cicatrices, ante el temor de eventuales castigos o apremios. En esa circunstancia, aprovechando su distracción, policías de Investigaciones ingresaron al lugar y lo redujeron.
Sin embargo, lo que se presumía sería el final de la aciaga jornada dio paso a una confusa y extendida refriega dada la reacción de algunos familiares de Reyes, que pretendieron resistir el arresto del evadido emprendiéndola contra los uniformados, por lo que el final llegó con varios detenidos, entre ellos el padre de Reyes.