| | Editorial Xenofobia, un mal latente
| Cierto que pocas veces de manera muy marcada, y jamás por un largo lapso, la xenofobia siempre estuvo presente entre los argentinos, con manifestaciones que inmediatamente provocaron el sano rechazo de la inmensa mayoría de la sociedad. De esa misma sociedad mestiza, modelada con el vivificante aporte étnico y cultural de cientos de miles de inmigrantes que, convocados, llegaron a estas tierras desde casi todos los rincones del mundo con la esperanza de construir un futuro de progreso alejado del hambre y la guerra. Empero, por una u otra razón, siempre hay alguien aquí que, a impulsos de su psiquis extraviada, o cuanto menos abrumada por un pesado complejo de inferioridad, encuentra alguna causa supuestamente válida para tomársela, de alguna manera, con el extranjero. Generalmente lo hace sin que su expresión de rechazo vaya más de allá de alguna mera manifestación, siempre anónima, como cuadra a un temperamento cobarde, que luego se pierde con el paso de los días. Por suerte, las agresiones a partir de esa patología son poco comunes. De todas maneras, el hecho existe y resultaría imperdonable que la sociedad y sus entidades -sin olvidar, por supuesto, a los individuos- lo ignoraran. La xenofobia es, en la Argentina, un mal latente. Empero, que reuna tal condición en modo alguno significa que cuando algún brúote de la enfermedad estalle no deban arbitrarse los medios necesarios para erradicarlo. Bien se sabe que todas las epidemias comienzan con un brote al que, por ignorancia, impotencia o descuido, se lo deja avanzar. Lo dicho viene al caso a raíz de los graffitis que ensuciaron paredes de la Facultad de Ciencias Médicas con agravios a estudiantes y docentes de nacionalidad peruana. Todos fueron de contenidos agresivos, llegando algunos al extremo de delirar con exhortaciones a provocar la muerte de los destinatarios. Las autoridades de la casa condenaron la agresión, la denunciaron ante el Instituto Nacional contra la Discriminación y ordenaron el despintado de las leyendas. En igual sentido se manifestaron diversas instituciones docentes y estudiantiles, entre las cuales se contó la Asociación de Residentes Peruanos, que reveló la posibilidad de que los ataques obedezcan a casos concretos que tienen como actores a docentes de Odontología y Medicina de esa nacionalidad. Es probable que, como siempre ha sucedido hasta ahora, no pase nada o, en el mejor de los casos, pase muy poco. Es decir, que los desquiciados autores de la pintada continúen en goce de su impunidad. Empero, esta previsible lamentable derivación en modo alguno debe significar un abandono de la guardia que, en favor de la tranquilidad y concordia, debe mantener la sociedad en su conjunto frente a la posible reiteración de estos repugnantes ataques xenófobos.
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