Con la finalidad de conocer al hombre que fue estudiante contestatario, exiliado, camillero, periodista, poeta y padre de dos hijas, además de cantante, llega a la Argentina Perdonen la tristeza, la biografía más completa que se ha escrito hasta el presente del español Joaquín Sabina.
Con una popularidad fortalecida en la Argentina durante el último lustro, Joaquín Sabina nunca fue tan conocido para el público local como Joan Manuel Serrat y hasta hace algunos años su pasado era una incógnita a diferencia del cantautor catalán.
Por ejemplo, el libro revela que la única esposa que tuvo Sabina -mujeres muchas, pero con Registro Civil de por medio una sola- fue la argentina Lucia Inés Correa Martínez, con quien se casó en 1977 de regreso a España y a quien había conocido en Londres durante su exilio en tiempos del franquismo.
Yo pertenezco a una de esas familias honestas, avaras y cristianas hasta la médula que no son ni chicha ni limoná, y que se quitan el dinero de la comida para que el hijo vaya a un colegio decente. Y esa tristeza de la infancia la tengo metida en el alma, reconocería el propio Sabina.
El cantante y compositor que ama Buenos Aires, nació el 12 de febrero de 1949 en el pueblo andaluz de Ubeda, su padre era inspector de la policía secreta y si bien fue bastante tolerante con su hijo, le tocó detenerlo y conducirlo a una comisaría durante el franquismo, debido a sus actividades contra el régimen.
Del colegio de los Salesianos en Ubeda saltó a la Universidad de Granada, donde militó en organizaciones de izquierda y tuvo una novia inglesa, famosa por sus minifaldas en tiempos de Franco, que lo ayudó a escapar a Gran Bretaña, luego de un atentado con una molotov contra el Banco de Bilbao.
En Londres y Edimburgo tuvo oficios diversos y después de un tiempo dejó a su novia de las minifaldas, Leslie, para dedicarse a la poesía y al canto. En una taberna londinense pretendidamente mexicana, le cantó el Cumpleaños Feliz al beatle George Harrison que lo premió con un billete de cinco libras. También en Londres militó en el Club Antonio Machado que agrupaba a los españoles antifranquistas y en 1976 publicó su primer libro de poemas, Memoria del exilio, que a su regreso a España se convertiría en el material de su primer disco, Inventario.
El escritor Antonio Muñoz Molina, coterráneo de Ubeda, en el libro recuerda de Sabina su paso por la Universidad de Granada donde se hizo militante político. Pero, la parte de la leyenda que solía contarse era más de libertino vividor que de resistente: alguien recordaba las faldas cortísimas y las piernas desnudas de una novia inglesa que iba con él a los bares, a las asambleas y las manifestaciones, recuerda con ironía y, sin duda, para gozo de Sabina que se ha encargado de fortalecer esa leyenda desde que se sumó a la movida madrileña en los años 80.
Otro de sus amigos, Joan Manuel Serrat, comenta que amigos en común le piden que le de consejos a Sabina, que deje esa vida desbocada de bohemio, bebedor, fumador, habitante de las madrugadas, que usar un bombín en la cabeza a su edad es ridículo, porque a los cincuenta es tiempo de sentar cabeza.
Sabina consume tanta vida porque es un hombre que tiene mucha muerte, dice, sin embargo, Serrat, para quien cada quien es cada cual y bajas las escaleras como quiere.
El actor José Sacristán no le da consejo sino que le dedica un poema, mientras que el escritor Manuel Vázquez Montalbán ironiza también que Sabina se ha puesto el pasamontañas (del subcomandante Marcos) al revés, no ve nada, husmea afanosamente la oscuridad con la mirada y como siempre la oscuridad huele a ingle de rubias teñidas.
La biografía de Sabina fue escrita por el periodista Javier Menéndez Flores de 31 años, quien una cronología de sus discos y sus principales canciones, además de fotos inéditas.
La biografía de Sabina ha sido editada en la Argentina por el sello español Plaza y Janés.
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El cantautor español en una edición del sello Plaza y Janés. |  | Ampliar Foto |  | |
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La Ciudad
