Hay amores que no tienen fronteras, que son viscerales. Pactos eternos de esos que los calendarios no respetan. Los veteranos de rugby se las ingenian para desafiar la tiranía del tiempo y continúan poniéndose los pantalones cortos para disfrutar con éxtasis de un partido y, obviamente, también del merecido tercer tiempo.
Con la misma pasión con la que se viste un juvenil, haciendo todos los rituales previos al ingreso a la cancha, entre vendas y aceites, estos hombres que superaron ampliamente la curva de los treinta años en algunos casos y la de los cincuenta en otros siguen manteniendo el mismo espíritu del primer día.
Imperturbables y casi tozudamente le siguen quebrando la muñeca al tiempo en una pulseada que no sabe de fronteras. Y entran a la cancha y juegan, y se divierten, manteniendo vivo el espíritu del rugby, aunque muchas veces -vale aclararlo- tengan que desafiar las demandas familiares, pero eso a ellos mucho nos les importa. Lo comparten. Es parte de sus vidas.
Todos han disfrutado en su carrera deportiva de las mieles del éxito. Compartieron giras, noches frías, partidos históricos e intrascendentes, húmedos vestuarios donde pergeñaron cómo doblegar al adversario. También comulgaron en la desazón de la derrota.
Disfrutaron cada minuto, hasta de ese tiro donde la pelota pegó en la hache y salió para afuera, de pura caprichosa nomás. Gozaron tanto de cada tackle como de cada cerveza compartida.
Recordando que todo tiempo pasado fue mejor de vez en cuando se reúnen, y desempolvan los recuerdos de viejas epopeyas. ¿Te acordás del partido en Córdoba? ¡Qué paliza que le dimos! ¿Y en Tucumán, cuando perdimos por un punto y al Negro le rompieron la nariz en un scrum?. Gajes del oficio.
Veteranos hubo siempre
Rosario y Buenos Aires son sin dudas las cunas del rugby en Argentina. Atlético del Rosario, uno de los clubes más antiguos y tradicionales, fue el escenario del primer partido disputado en el país (29 de junio de 1886), o sea que no es descabellado pensar que en los primeros años del siglo XX existieran ya veteranos, a pesar de que el rugby seguía siendo una actividad casi exclusiva de la colectividad británica en Rosario.
En la década del •20 el rugby comienza a experimentar en Rosario un crecimiento notorio. Los clubes Universitario, Gimnasia y Esgrima, Provincial, Newell's Old Boys y el Club Deportivo Central Argentino (hoy Bartolomé Mitre de Pérez) se sumaron a Plaza Jewell, y el rugby local tomó tal auge que estos clubes constituyeron formalmente la Santa Fe Rugby Unión. Fue el 14 de agosto de 1928.
Ese crecimiento cuali-cuantitativo generó, a su vez, un mayor número de veteranos en la década del 40. De ese tiempo se rescató un único testimonio fehaciente que comprobó el primer partido de veteranos que nucleó a ex jugadores de diversos clubes, sin distinción de camisetas. Se jugó en Plaza Jewell, según reza una crónica, a las 10 de la mañana del 17 de septiembre de 1944.
Recién en 1963, la idea de que los veteranos se junten orgánicamente fue tomando forma. Hubo reuniones preliminares en Gimnasia y Esgrima pero el nacimiento formal de la Asociación de Veteranos se realizó en Plaza. Ya, con nombre propio, los veteranos de Rosario juegan el primer partido contra Buenos Aires en la cancha del centenario Atlético como escenario. El partido de vuelta fue en el SIC y después continuaron con partidos con veteranos de Santa Fe y Córdoba.
Con referencia a los resultados, los protagonistas ponen especial énfasis en que fue lo de menos y se ufanan respondiendo que si la amistad perdura, el triunfo es vanidad.
Encuentros nacionales
Fue allá por 1970 por una iniciativa de la Agrupación Sirirí de Santa Fe que se organizó el Primer Encuentro de Veteranos, evento al que debieron concurrieron Tucumán, Buenos Aires y Rosario.
Por una circunstancia fortuita, dicho Encuentro fue suspendido pero se volvió a realizar al año siguiente, también en Santa Fe. En el 72 la sede fue Buenos Aires, en el 73 San Miguel de Tucumán y en el 74 Rosario fue la anfitriona. Es precisamente en esta ciudad donde comenzaron a integrarse otras agrupaciones como Córdoba, Paraná, La Plata, Mendoza y San Juan.
Para darle un marco institucional se creó el Consejo de Ancianos, un cuerpo formado por delegados de todas las agrupaciones y que legisla democráticamente el marco en que se desarrollan los sucesivos encuentros anuales.
Desde 1974 hasta la fecha se fueron repitiendo los Encuentros aunque se fueron desarrollando en sedes rotativas según el orígen de la agrupación organizadora.
La dimensión que fueron adquiriendo las actividades de los veteranos fue creciendo de tal forma que en la década del 80 se vieron obligados a estructurar una institución en forma orgánica para regir los quehaceres.
Reuniones y discusiones fueron el génesis de lo que es A.U.V.A.R (Asociación Unidas de Veteranos Argentinos de Rugby). En septiembre de 1988 se labró el acta constitutiva y más tarde se redactaron sus estatutos y reglamentos.
Entre otras cosas se decidió que la autoridad máxima seguiría siendo el Consejo de Ancianos (que elige anualmente al presidente y este a un secretario y un tesorero) y se creó la figura del comité ejecutivo.
De esta manera la idea quedaba redonda: los veteranos dejaban de ser un grupo de viejos nostálgicos para convertirse en un agrupación con fines concretos, siempre con el corazón en torno a la ovalada y a esos raros arcos en forma de hache.