| | cartas No se puede negar la realidad
| El cirujeo es una práctica corriente y cotidiana. Los carros arrastrados por enjuntos caballos se han transformado en símbolos de nuestra urbe para los medios de comunicación. Desde la intendencia y el Concejo municipal se sigue negando con singular obstinación su existencia y expansión. La actitud adoptada revela la hipocresía de un sistema que no quiere hacerse cargo de la miseria que genera. Nuestras autoridades creen que negando una realidad indeseada se produce su inexistencia. Lejos de ser inocente esa toma de posición es coherente con su hacer político. Es preferible negar la pobreza y sus manifestaciones que oponerse a los grandes grupos de poder económico que los producen. Aún cuando los legisladores entierren la cabeza bajo la tierra, la tracción a sangre seguirá siendo la expresión del descenso de la calidad de vida de sus conciudadanos. Gobernar es comprometerse con el pueblo para ser posible la búsqueda de una vida más justa. Gobernar es no dejar que el humilde se hunda en el fango hasta hacer irreconocible la condición humana. Llegó la hora de que los representantes acepten que la única verdad es la realidad. Sara Andrasnik
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