Año CXXXIV
 Nº 48.976
Rosario,
viernes  22 de
diciembre de 2000
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Arroyo mortal. Persisten las dudas en torno a las obras de canalización
La tragedia de Cañada de Gómez todavía es una herida sin cerrar
A un mes de la inundación que costó tres vidas, las víctimas sienten temor cuando se anuncian nuevas lluvias

Walter Gasparetti

Cañada de Gómez. - La herida que dejó la trágica inundación con un saldo de tres muertos e innumerables daños materiales se está cerrando mucho más lentamente de lo que los cañadenses quisieran. Si bien el dinero entregado por el comité de crisis mitigó la desazón y pudo reponer algunos de los bienes destruidos, aún existen muchas dudas con relación a las obras de canalización recientemente finalizadas.
A un mes de la tragedia, ocurrida como consecuencia de un inédito aluvión atribuido a lluvias que superaron los 250 milímetros en cinco horas en el norte de la cuenca -lo que ocasionó el desborde del arroyo Cañada de Gómez-, los damnificados siguen mirando el cielo con lógica incertidumbre mientras esperan los anuncios oficiales sobre la solución definitiva del cíclico problema.
La pregunta que aún no ha tenido una respuesta puntual por parte de las autoridades políticas es si la obra de canalización del arroyo quedará como está, sin modificaciones, o si se iniciarán nuevos estudios por parte de la Dirección Provincial de Hidráulica.
La búsqueda de respuestas forma parte de una tarea obligada de los inundados que se vuelca a diario en el plano institucional. Una muestra de esa acción fue la visita que hizo a esta ciudad el docente de la cátedra de Hidrología de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Hugo Orsolini, para explicar cómo la obra del arroyo Ludueña dio solución a las inundaciones en el barrio Empalme Graneros, en Rosario.
Habría que hacer cálculos y estudiar el tema con mayor detenimiento, pero creo que si se hubiese construido una presa similar a la hecha en Rosario la inundación se hubiera evitado. Creo que, sobre la base de la lluvia registrada, lo hubiese regulado, le dijo Orsolini a los vecinos en una reunión en el Concejo.
La diferencia en cuanto a las obras referidas no adquieren ni siquiera el mérito de la comparación, debido a la diferencia sustancial que existe en cuanto a la inversión efectuada. Mientras en Rosario el costo de la obra fue de 25 millones de dólares, en Cañada de Gómez, con la reposición de puentes y obras complementarias, apenas superó los tres millones.
La inundación sigue siendo el tema obligado en Cañada, no sólo por el trágico saldo, sino además por lo extremadamente abarcativo del fenómeno que afectó alrededor de 150 manzanas, 7.000 habitantes y cientos de viviendas.
Miles de relatos se multiplican en distintos ámbitos de la ciudad. Son historias de desesperación y de lucha, de superación de las adversidades y también de unión porque la inundación rompió con la indiferencia de muchos cañadenses.
Poco a poco nos estamos recuperando porque con los 500 pesos que cobramos nos compramos las cosas que se dañaron. Ahora estamos esperando la otra entrega para arreglar la casa. El único miedo de todos es que nos volvamos a inundar, porque en esta ciudad lo que sobra es solidaridad, dijo Julio López, un vecino de calle Chuquisaca.
José Cabrera, quien vive en México al 100, dijo que se quiere ir de la zona sur lo antes posible porque teme otra inundación. Con los 500 pesos que cobró le alcanzó para comprar los muebles que la inundación arruinó. Por su parte, Carlos Cabrera, de Julio Roca al 800, parece más optimista. El dinero lo aprovechó para la compra de materiales.
El caso de Antonio Díaz, vecino de Ovidio Lagos al 400, es distinto. Con su familia optó por los vales y está a la espera de la entrega que será en los próximos días. Quiero que alguien me diga si me voy a inundar otra vez, dijo molesto.

El saldo positivo
La reacción solidaria de los cañadenses y de comunidades vecinas y lejanas forma parte, quizás, del único saldo positivo de la inundación. A los hechos heróicos de quienes salvaron vidas se sumaron días después colectas y donaciones de ropa y víveres para frenar los efectos materiales del trágico aluvión.
El subsidio otorgado por la provincia y la Nación de 3.000.000 pesos (de los cuales sólo llegaron a Cañada de Gómez 2.500.000) fue trasladado, en gran parte, a los vecinos damnificados, aunque aún resta distribuir algo más de la mitad del importe total. Funcionarios locales dijeron que el destino de esos fondos será la reparación de las viviendas afectadas por el ingreso de agua. La tarea de las autoridades locales esta centrada ahora en la búsqueda de terrenos para el inicio de la construcción de viviendas, lo que permitirá relocalizar los casos más extremos.
De acuerdo a cifras aportadas por el secretario de Hacienda de la Municipalidad, José Luis Lapiuma, algo más de 1.500 familias cobraron los primeros e iniciales 500 pesos, en tanto que 280 comercios e industrias percibieron algo más de 300.000 pesos para poder reiniciar las actividades comerciales e industriales.



Los vecinos afectados por el aluvión sienten temor ante los primeros nubarrones.
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