| | La polémica por el agua del río sigue contaminada Provincia y municipio aún no unificaron un criterio
| El subsecretario de Medio Ambiente de la provincia, Lorenzo Domínguez, y la secretaria de Salud municipal, Mónica Fein, compartieron ayer un programa televisivo en donde ambos funcionarios mantuvieron a rajatabla sus posturas acerca de la contaminación fecal en los balnearios de la rambla Catalunya y La Florida. Me metería sólo hasta las rodillas, dijo Domínguez, mientras que Fein expresó: Yo me zambulliría en el Paraná sin problemas, de hecho lo hago junto a mi familia. Pese a la pirotecnia verbal, trascendió que habría un principio de acuerdo para consensuar parámetros para medir la calidad del agua en el río Paraná. Los funcionarios repasaron los análisis bacteriológicos efectuados hasta el momento, en donde persiste una diferencia entre el municipio y la provincia sobre los valores máximos permitidos de escherichia coli (materia fecal) en las aguas del Paraná. La metodología que se utilizó es la de hacer por lo menos cinco muestras en un mes para luego emitir un diagnóstico certero de la situación, apuntó Fein. Pero Domínguez no se hizo esperar: No se hace siquiera un promedio aritmético de las muestras, se realiza un trabajo mucho más complejo a través de una fórmula logarítmica. El funcionario remarcó que no existen normas provinciales para medir niveles de calidad de agua en los balnearios. Apuntamos a que se unifique en un valor, dijo Domínguez, y Fein acotó: Estos patrones de medida están unidos al estudio que se haga, pero cada río debe fijar sus límites aceptables donde no se ponga en riesgo la salud de la gente. Domínguez remató: Las conexiones de desagües cloacales a caños pluviales y la falta de tratamiento de las aguas definen la condición de subdesarrollo que debemos superar.
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