| | La agrupación La Comedia de Hacer Arte presenta esta noche la décima edición de El comediazo en el CEC Abrimos un espacio cultural que no existía El grupo decidió realizar anualmente el encuentro que reúne a artistas plásticos, músicos y actores
| La décima edición de El comediazo se llevará a cabo hoy, a partir de las 20, en el Centro de Expresiones Contemporáneas (CEC), Sargento Cabral y el río Paraná. Participarán del encuentro, impulsado por La Comedia de Hacer Arte, los folcloristas Chango Spasiuk y Ricardo Vilca, el elenco teatral porteño Los Moretos, y las bandas rosarinas Degradé y El regreso del Coelacanto. Además, el grupo de plástica En Trámite ofrecerá una performance. Bautizada como Rompiendo la cáscara, la presentación fue definida por Ramiro Lollo, miembro del grupo organizador, como una propuesta que brindará algo que está más allá de lo que estamos acostumbrados a ver. La Comedia de Hacer Arte se formó en 1997 y está integrada, además de Lollo, por Virginia Fdel, Pablo Felitti, Pablo Lattuca, Cristián Moyano, Lionel Nucci, Mariela Rodríguez, Hilda Bryndum y Cielo Pignatta. El grupo tiene su sede en Tucumán 1291, donde tienen proyectado crear un centro cultural. Actualmente el grupo tiene montadas tres obras: El Vánquito, Rosaura a las diez y Angel. -¿Por qué decidieron romper la cáscara? -Es la maduración y el aprendizaje de los comediazos anteriores y con este aprenderemos para los próximos. Rompiendo la cáscara significa ver más allá de lo que nos muestran o estamos acostumbrados a ver, que no todo pasa por Buenos Aires o Rosario. También tiene que ver con entrar en una etapa de profesionalización en nuestro trabajo y en las producciones. Queremos que El comediazo sea para todo el mundo. -¿Cuál es el origen de El comediazo? -En 1998 hacíamos la revista Hacer Arte, y El comediazo, que era mensual, surgió como la puesta en escena de la revista. Lo veíamos como una manera de organizar un evento propio de manera independiente en función de las necesidades. También veíamos que no teníamos prensa, público, ni plata. Teníamos todo en contra. El comediazo también fue una manera de difundirnos como grupo, intercambiar con otros artistas y conseguir un público. Después de cuatro años presentamos nuestros espectáculos y gracias a El comediazo, la revista y la casa, resolvimos en parte una serie de problemas que tiene cualquier grupo que recién comienza. -¿Por qué lo hicieron anual? -Antes era una maratón: hacíamos uno por mes y no nos quedaba tiempo para hacer teatro. En este caso hace cuatro meses que lo estamos organizando. -¿Entendían que Rosario necesitaba un un espacio alternativo de cultura? -Que en una noche haya teatro, música y plástica, es algo único en Rosario. Es importante dar a la ciudad un espacio que no existía y la posibilidad de que se crucen públicos muy distintos que tienen la posibilidad de ver cosas que de otra manera no se acercarían. -¿Sienten que El comediazo es también una reacción ante la indiferencia del público por el teatro rosarino? -Sabemos que el público es muy difícil. La gente tiende a lo conocido, pero creemos que por medio de El comediazo la gente puede llegar a abrirse un poco, a romper con el mito de que lo underground, entre comillas, es para un tipo de gente, o de que no hay buenas producciones. También es tratar de romper con esa idea de que la gente no va al teatro. A veces es cierto que, por infinidad de razones, la calidad de los espectáculos es muy baja. Estamos intentando que quienes vayan a ver los espectáculos de La comedia de Hacer Arte o a El comediazo, no se vayan con ganas de no ir al teatro nunca más. Queremos que se vayan con ganas de volver, y eso depende de cuán profesional se es. -¿Es la forma que tienen de organizarse para resistir? -Esto también tiene que ver con la lucha: los comediazos, la revista, mantener la casa, es nuestra forma de hacer teatro. Gran parte de la gente que va se da cuenta que yendo está apoyando una lucha que nosotros tratando de librar desde nuestra independencia, y el apoyo de los artistas que colaboran no es porque si. -Varios grupos están abriendo el juego, ¿a qué se debe esta diversificación de las actividades de los grupos? -Primero, creo que no hay otra opción. Nos dimos cuenta que las maneras tradicionales de promocionar y de trabajar ya no funcionan. Ya no sirve salir un viernes a la noche a repartir volantes ni tampoco alcanza con juntarse a ensayar una vez por semana. -¿Es una forma de adaptarse? -No cambiar ciertas cosas sería quedarnos, mientras vemos que el país y el arte, te pasa por arriba. Queremos pelear por algo y no hay otra forma que crecer. Si repetís los errores, no sirve para nada. Si todos los fines de semana hay un comediazo se movilizaría todo mucho más. Sería bueno que surjan cosas que nos superen y nos obligue siempre a mejorar. Es parte de la época e insistir con la idea de salvarse uno mismo puede ser muy frustrante. Hoy es muy difícil sorprenderse y para hacerlo primero hay que sacudirse y después sacudir al otro. -¿Cuáles son los referentes teóricos teatrales? -Eugenio Barba es un referente muy próximo por la forma de trabajar que encaramos, pero tratamos que no haya nadie que sea el único. Tratamos de ver un abanico de posibilidades y de cada cosa sacar lo que nos interesa. Sobre esas diferencias trabajamos y también tomamos de las distintas vertientes de cada director invitado. Nuestros espectáculos tienen actuación, canto, danza porque tratamos de fusionar lo que vimos durante estos años. Tenemos una idea de búsqueda de nuestra estética y a eso apuntamos. Eso no se encuentra en una sola persona. -¿La podrías definir? -Hace un tiempo hablábamos de la pasteurización como una metáfora: exacerbar situaciones, llevarlas al máximo y bajarlas de golpe. La intención es hacer eso todo el tiempo y con todo: el ritmo, la dramaturgia, el contenido. -¿Qué cambios intentarán con la revista? -Era mensual, después bimestral. Llegamos hasta el número 9 el año pasado. Este año la idea es que sea anual, con más y mejor material, mayor calidad de impresión, contenidos más amplios y que la distribución sea en quioscos y no sólo en Rosario sino también en Latinoamérica. Pasó lo mismo que con El comediazo: frenamos y nos reorganizamos para volver a hacer lo que realmente queríamos hacer.
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