El pianista Miguel Angel Estrella recibió ayer el premio Nansen, que entrega el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), que por primera vez distingue a un ciudadano argentino por su contribución humanitaria. Es un premio que recibo en nombre de todos los que luchan, todas las organizaciones de derechos humanos, porque algún día no haya necesidad de un comité de refugiados, sostuvo, muy emocionado, el artista. El pianista recibió el premio en el salón Libertador del Palacio San Martín de la Cancillería, de manos del representante regional de la Acnur en la Argentina, Anton Verwey, y en lugar de ofrecer un discurso de agradecimiento, brindó a los presentes un delicioso concierto con obras de Mozart y Beethoven. En la década del 70, Estrella -de origen tucumano y reconocida trayectoria humanitaria- fue secuestrado en Uruguay por un comando golpista, pero gracias a una campaña internacional las autoridades militares se vieron obligadas a oficializar su detención, hasta que Francia le dio asilo en 1980. En 1982, una vez recuperada la habilidad de sus manos, blanco principal de las torturas, el pianista fundó en Ginebra, Suiza, el movimiento humanitario Música Esperanza, que actualmente posee representaciones en cuatro continentes. La distinción lleva el nombre del noruego Fridtjof Nansen, el primer alto comisionado para los Refugiados de la ONU y ganador del premio Nobel, quien en 1921 logró asistir a cientos de miles de personas que huían de la revolución bolchevique en Rusia, Armenia, Grecia y otros estados del este de Europa. Miguel Angel Estrella ofrecerá hoy a las 18 un concierto en la escuela Nº72, en una villa bonaerense de Rafael Calzada. Voy a cumplir con las promesa que le hice a una nena que me pidió que fuera a tocar a la villa donde vivía, dijo Estrella. En julio pasado toqué en un centro cultural de Adrogué para alumnos de cuatro escuelas primarias de la zona -contó Estrella-. Los chicos querían que les tocara algo de Rodrigo. Al final se quedaron mudos durante dos horas y cuarto con la Gran Sonata Patética de Beethoven. Les hablé a los chicos sobre el espíritu rebelde de Beethoven y de las cosas por las que él pelearía en la actualidad, contó el músico. Ahí, una alumna me contó de la discriminación que sufrían en su barrio los bolivianos, y me pidió que fuera a tocar y a hablar allí, y yo acepté, explicó .
| El pianista recibió el premio en la Cancillería. | | Ampliar Foto | | |
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