| | El ex marino, acorralado por la ley Los bienes de Massera siguen bajo sospecha La quiebra determinará el origen patrimonial del ex hombre fuerte de la Esma y los eventuales dolos
| La declaración judicial de quiebra del ex dictador Emilio Eduardo Massera va a permitir estudiar de dónde vienen sus bienes, cuál es la falsificación documental y a quién pertenecían de origen, aseguró ayer Daniel Tarnopolsky, único sobreviviente de toda una familia secuestrada y desaparecida en la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma) durante el último régimen militar. Tarnopolsky ganó un juicio civil por daños al ex comandante de la primera junta de la dictadura militar, que derivó recientemente en la quiebra del ex jefe de la Armada, detenido por el robo de bebés nacidos en cautiverio. Tarnopolsky tenía sólo 18 años cuando perdió en la represión ilegal a sus padres, a un hermano -Sergio- y su novia, y otra hermana de 15 años. Los cincos fueron secuestrados, siguen desaparecidos y fueron casos ventilados en el llamado Juicio a las Juntas, en 1985. La Corte Suprema de Justicia confirmó los fallos que ordenaban se indemnice con 1.250.000 pesos a Tarnopolsky, los cuales debían dividirse en 1.100.000 pesos a cargo del Estado y 150.000 por parte de Massera. A esa suma deben sumarse las costas. Como Massera nunca se hizo cargo del desembolso del dinero y debía su parte, el juez en lo comercial porteño Juan Gutiérrez Cabello decretó la quiebra del ex almirante. Desde Francia, donde reside hace años, Tarnopolsky expresó que está muy satisfecho por la quiebra de Massera y reiteró que lo que consiga cobrar de los 150 mil pesos que debe pagarle el ex comandante va a ser para las Abuelas de Plaza de Mayo. Como toda posibilidad de Justicia penal estaba cerrada por las leyes de obediencia debida y punto final, yo decidí empezar un juicio por daños y perjuicios morales y financieros porque era la única manera que yo tenía para seguir exigiendo justicia, explicó en declaraciones radiales. Además, indicó que este juicio lo inicié porque nosotros necesitamos pedir justicia y recordó que tener familiares desaparecidos es una tortura constante: seguimos sin saber dónde están, qué les paso, en qué momento fueron asesinados, dónde están sus cuerpos.... Se nos imposibilita en realidad el culto al muerto, que es lo que permite que la herida se cierre, prosiguió, y comentó que el desaparecido es una especie de fantasma constante y nosotros por eso seguimos reclamando justicia: porque lo necesitamos por nuestra propia salud mental. También alertó sobre la ignorancia en que nos mantienen aquellos que saben lo que sucedió. En ese sentido dijo que el ex represor Jorge Tigre Acosta seguro que sabe lo que pasó con mi familia, porque él era el jefe de mi hermano (conscripto) en la Esma.
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