| | Las fiestas convierten a los compradores en economistas de ocasión Una Navidad a todo por 2 pesos La gente se pasa horas mirando vidrieras hasta conseguir lo que busca al mejor precio posible
| Pedro Squillaci Carina Bazzoni
Varios dilemas se generan a la hora de llenar el arbolito de Navidad, al menos en las casas en donde todavía se pueden comprar regalos. El primero es a quién se le regala, el segundo, hasta dónde da el bolsillo para cumplir con lo que piden -especialmente los chicos-, y lo último es cómo hacer para conseguir los mejores precios. Y es en este último punto en que generalmente todo se traba. Para allanar el camino a los compradores, los comercios exponen rebajas de hasta el 50 por ciento, ventas con tarjetas en cuotas, promociones del tipo lleve tres y pague dos, y vidrieras plagadas de ofertas. Así y todo, los rosarinos deben hacer malabares en largas caminatas por el centro para lograr su cometido: comprar más regalos con menos plata. -Mami, ¿qué es ese jueguito de Pokémon? -No sé nene, pero es carísimo. El diálogo se escuchó ayer frente a una juguetería de la peatonal Córdoba y se repitió, con algunas variaciones, frente a góndolas en donde se superponían un Power Rangers, un Ludo-Matic, una Barbie vestida de Susana Giménez y un monopatín. Algo que en los códigos de una madre o un papá se traduce en caro, no tan caro, barato o baratísimo. El pan caliente va adelante porque atrás se enfría, dijo la gerente de ventas de Falabella, María José Gibbons. La frase pertenece a uno de los hombres más millonarios del mundo, Bill Gates, y es una estrategia de venta para colocar la mercadería en oferta a la vista de los compradores. La gente busca precios. Te dicen «tengo 20 pesos, ¿qué puedo llevar para mi mamá, mi hermano y mi tía?». Eso genera que se vendan más unidades pero que ingrese menos volumen de dinero, indicó Gibbons, quien remató: Es más, el 80 por ciento de las ventas se hace con la tarjeta de crédito del local. La ropa deportiva es uno de los platos fuertes de las fiestas. La gente sale a buscar las camisetas de Central y Ñuls que, pese a lo costosas, siguen siendo la niña bonita. Los papás vienen a llevar el conjunto completo para sus chicos, porque los dos diseños se estrenaron en este último campeonato, dijo Hernán, empleado de Show Sport. Sin embargo, para atraer a la gente, el negocio ofrece una pelota de fútbol profesional a cinco pesos para el que gaste más de cuarenta, y rebajó al 50 por ciento decenas de remeras Adidas, Le Coq Sportif y New Balance. No hay ningún producto que salga más que otro. Lo único que puedo afirmar es que el promedio de venta por cliente apenas supera los diez pesos, por lo que es mucho menor que años anteriores, dijo un empleado de la juguetería Dónde. Lo cierto es que hay más gente mirando vidrieras que adentro de los comercios. Se detienen frente a cada prenda, juguete, reloj o cualquier otro objeto pretendido, estudian cuánto puede costar, luego entran al local y salen con un regalo en el bolso o preguntando ¿usted sabe dónde lo puedo conseguir más barato?. En la Zapatería Murias, de Paseo Peatonal, un chico de cuatro años se probó un par de mocasines y se los mostró muy chocho a su mamá. Si pasa Papá Noel dígale que a mi hijo le lleve estos zapatos, le dijo la señora guiñándole el ojo a Carlos Murias, dueño del local, mientras le pagaba la mercadería a escondidas. Los días clave son el 23 y 24 de diciembre, pero aunque trabajamos corrido y trajimos más stock todavía no se respira clima navideño, comentó Murias. Como la mamá que no quiso revelar el secreto de Papá Noel frente a su hijo en la zapatería, son muchas las madres que quieren mantener la ilusión intacta. Yo trato de cumplir lo que me piden, pero pido opciones para no defraudar. Después hago maravillas para que no me vean cuando entro con los regalos, dijo Eleonora, de zona centro. Ana Medrano, ama de casa, se vino desde Alberdi hasta el centro para conseguir los mejores precios. Yo le llevo una Barbie para mi hija de siete años y algo más económico para el de tres. Para ellos Papá Noel existe, pero para los familiares más grandes no existe más, indicó. El vendedor del puesto callejero de Mitre y cortada Ricardone ofreció con pocas palabras un pantallazo de la malaria: En esta Navidad se vende el 50 por ciento menos que el año pasado. La gente pasa, pregunta y se va. Y en vez de llevar camisetas de fútbol o shorts de baño llevan calzoncillos porque sale más barato.
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