Año CXXXIV
 Nº 48.973
Rosario,
martes  19 de
diciembre de 2000
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Caso Da Bouza
Empezó el juicio oral a 2 hermanos acusados del asesinato de su padre
Emanuel y Santiago Da Bouza se negaron a declarar. Son hijos de un ex gerente de Techint muerto en 1998

Buenos Aires.- Los hermanos Emanuel y Santiago Da Bouza, de 26 y 25 años, enfrentaron ayer en hermético silencio la primera audiencia del juicio oral donde se los acusa del crimen de su padre, un gerente de la empresa Techint asesinado a balazos en marzo de 1998, tras una cena con sus hijos en su casa del barrio porteño de San Telmo.
El primero en negarse a declarar fue Emanuel, de 26 años, quien dio sus datos personales y volvió a su asiento para soportar la lectura de dos declaraciones indagatorias donde en 1998 culpó a su hermano Santiago, de 25, de lo ocurrido la noche del crimen, el 25 de marzo de 1998 en el departamento •O' de Chacabuco 584, donde vivía su padre Ramón Da Bouza.
Santiago estaba obsesionado con la película «La Furia», hablaba todo el tiempo de que pasaría si matara a mi padre, contó poco después del crimen Emanuel a la policía, cuando su hermano estaba prófugo.
De acuerdo a esta versión, fue Santiago quien empezó a hablar de matar al padre a quien consideraban despótico y autoritario.
El economista, gerente de Techint y ex funcionario del gobierno de Raúl Alfonsín, fue asesinado poco después de las 23 del 25 de marzo de 1998 a golpes con una jarra y de dos balazos en la cabeza. La víctima acababa de terminar una cena con sus dos hijos mayores y los tres estaban solos en el departamento.
No voy a declarar por ahora, dijo Santiago a su turno. El joven, que siempre se negó a declarar durante la investigación corrigió al presidente del tribunal cuando el magistrado usó el tiempo presente para conocer su ocupación. ¿A qué me dedicaba? Trabajaba en el Indec, en estadísticas, sector industrial, ganaba 1.000 pesos, tengo tercer año en Ciencias Económicas, primero de marketing y primero de derecho, indicó.
Los dos hermanos acusados llegaron al juicio con notorias diferencias en sus defensas. Emanuel estuvo todo el día flanqueado por su psicólogo y su abogada particular Patricia Croitorú. También tuvo amigos y un religioso en la sala, a los que pidió que concurrieran a las audiencias.
Santiago, más solitario, se ubicó entre esta letrada y su defensor oficial Julián Langevín y se mostró inquieto durante muchos tramos del juicio, en los que leyó tramos del expediente.
Fuera de la sala de audiencias, esperó todo el día la madre de ambos jóvenes, Patricia Polo Pacheco, quien después del crimen pasó diez días detenida sospechada de participar en un complot familiar y no pudo presenciar la audiencia por estar citada como testigo.
Policías, peritos psicológicos y los vendedores del arma usada en el crimen, inscripta a nombre de Santiago Da Bouza, atestiguaron en la primera jornada del juicio.
Los Da Bouza están acusados de homicidio agravado por el vínculo y pueden llegar a enfrentar penas de reclusión perpetua si el tribunal Oral Nº20 los encuentra culpables en el veredicto esperado para el próximo viernes.


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