Año CXXXIV
 Nº 48.973
Rosario,
martes  19 de
diciembre de 2000
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Fracasó la licitación para vender las instalaciones de Granadero Baigorria
Massey Ferguson quedó para desguace
No se presentaron oferentes ante la Justicia. El predio fabril y la maquinaria se liquidarán por caminos separados

Carlos Duclós

La planta de Massey Ferguson de Granadero Baigorria ya no volverá a fabricar tractores ni implementos agrícolas y su futuro inmediato es el desguace total, después de que ayer fracasaran rotundamente en los tribunales rosarinos las licitaciones para la venta de la fábrica.
El primer acto de apertura de sobres se realizó a la diez de la mañana en el juzgado civil y comercial de la 13ª nominación, a cargo en forma interina por el juez Ricardo Ariza, pero la licitación se declaró desierta: no había oferentes para la compra del edificio ni de las maquinarias. El segundo acto se repitió a las once pero corrió igual suerte. Para entonces, el destino de la otrora planta industrial que dio trabajo a 244 personas estaba sellado: el desguace y venta del inmueble y maquinarias por separado.
El síndico de la quiebra, Carlos Alberto Calore dijo con pesar, después de observar que no había ofertas para la compra, que a las empresas internacionales no les interesa invertir aquí. Tenemos un problema país, dijo el abogado. Sólo hubo una oferta por tres hectáreas de tierras afectadas en la quiebra y que pertenecían a la firma, las cuales se vendieron en 593.000 pesos.
Calore calificó a este desenlace como sumamente perjudicial porque no se pudo abrir una fuente de trabajo. En referencia a las posibilidades de recuperar el dinero para hacer frente a las obligaciones, el abogado señaló que no tiene el mismo valor una empresa armada que desguazada y se ocupó de remarcar que se habló con muchos empresarios nacionales e internacionales pero no pudimos obtener un oferente. Es evidente que tenemos un problema país y que Brasil es más apetecible. La planta y el predio será para otro uso que no sea fábrica, dijo el síndico.
La sindicatura de la quiebra y la misma Justicia, a través de la consultora Sapin SA ofrecieron la planta industrial a numerosos empresarios e inversionistas de todo el mundo. Se enviaron más de 2.000 comunicaciones y se hicieron contactos personales en países tales como Estados Unidos, España e Italia, entre otros. Se enviaron comunicaciones a Irlanda, Alemania, Inglaterra, Rusia, México, Venezuela, Rumania, China, y otros países, pero todo resultó infructuoso. En todas partes la respuesta fue la misma: Nos interesa más el mercado brasileño, Argentina no es competitiva. Y todo esto no obstante que la base de la venta se fijó en 7.400.000 dólares, muy por debajo del precio contable de las instalaciones, estimado en 25 millones de dólares.
Bonifacio Rodríguez, un interesado en la compra de la fábrica, cuyo predio total alcanza a 17 hectáreas, no pudo concretar la compra porque el Banco Nación no le concedió un crédito que había solicitado para relanzar la planta.
Con un pasivo superior a los setenta millones de pesos en el momento de la sentencia de la quiebra, ocurrida el 17 de septiembre del año pasado, aún faltan cancelar indemnizaciones de los trabajadores por un monto cercano a los tres millones de pesos y saldar deudas con bancos acreedores, entre ellos el Nación y el Banco Nacional de Desarrollo y con el fisco y proveedores.
Siguieron las alternativas del proceso licitatorio alrededor de treinta personas vinculadas a la quiebra y al sindicato de mecánicos (Smata). El secretario general del gremio, Marcelo Barros, advirtió que puede haber mayores problemas para el segmento de autopartes ubicadas en la zona de Rosario si el gobierno nacional no actúa rápidamente. Estamos en estado de espera -dijo Barros- pero si no hay un respaldo del gobierno nacional no sé qué pasará. Los convenios suscriptos con Brasil -aseguró- perjudican al sector.
Barros dijo que en el caso de Massey se pedirá al juez y a la sindicatura que junto con la venta del desguace se llame a una nueva licitación, pero esta posibilidad es nula, de acuerdo con lo planteado por el síndico.
El funcionario dijo que la ley establece plazos y acciones y que se debía vender tanto el inmueble como las máquinas para hacer frente a las obligaciones. Además, remarcó, no hay posibilidades de hacer frente a las erogaciones que demanda el mantenimiento de la planta.
Por otra parte, las tres hectáreas adquiridas ayer por un psicólogo, Juan Marcelo Borghi, en representación de un grupo inversor, tienen destino incierto.
Lo más probable es que de las tierras donde otrora se estacionaban los cientos de tractores que salían para atravesar el campo argentino para ayudar en las tareas de labranza sean destinadas a loteo o construcción de un country.



La planta de tractores no se reabrirá.
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