| | El personaje Libertad Lamarque, una estrella con alma de angel
| Por su vocación. La Novia de América no tuvo como arrepentirse de sus deseos. Porque dedicó toda la vida a su vocación. Octava hija del matrimonio entre Gaudencio y Josefa, a los 18 años ya estaba encima de un escenario. Había nacido un 24 de noviembre de 1908 y desde niña cantaba en las fiestas familiares con su voz de pajarito. Su consagración llegó en 1929 con El conventillo de la paloma. La fama la había alcanzado y un año más tarde ya estaba frente a las cámaras de cine filmando Adiós Argentina. Luego vendrían los halagos y un contrato con la discográfica RCA Víctor. Pero no cualquier contrato. La compañía la tuvo en exclusiva por 50 años. Por su destino. Quizás por casualidad o porque el destino ya está escrito. Pero discusiones aparte, Libertad Lamarque fue una de las más grandes difusoras del tango y se fue de entre sus familiares y amigos nada menos que el Día Internacional del Tango. Quizás como ella hubiera querido o quizás como hubieran querido, si no había más opciones, todos sus admiradores, aquellos que la vieron y la escucharon durante tantos años. Por su valentía. Después de los roces con el régimen peronista de los años 40, más específicamente en 1944 durante el rodaje de La cabalgata del circo, la actriz decidió que ya nada se podía hacer. Los revanchismos estaban a la orden del día y había que cuidar la salud, física y mental. Por eso, Libertad se fue a vivir a México, donde prolongó el éxito que había conseguido en las pampas. Y allí se quedó, con sus recuerdos. Como si nada hubiera pasado o como si toda la vida hubiera pasado, fueron 36 años viviendo en otras tierras. Valentía que le dicen para mirar, desde allá, cómo iban las cosas por acá. Porque nunca descansó. Desde aquellos años mozos, Libertad Lamarque jamás se entregó al descanso. Fue estrella de la radiofonía después de debutar cantando La cumparsita, protagonizó la primera película sonora del cine argentino, Tango en 1933, rodó más de 60 películas y su discografía abundó en unos 450 canciones. Cuando partió tenía 92 años y continuaba trabajando, en la telenovela Carita de ángel, la versión mexicana de Papá corazón, interpretando a una monja. Por su personalidad. Libertad Lamarque era ante todo Libertad Lamarque. Nunca se calló sus verdades y tuvo varios problemas por ese atrevimiento. No sólo se negó a perdonar el desplante de Eva Perón -Siempre fui muy rencorosa cuando alguien me hace una maldad, no lo perdono jamás, había dicho en referencia al mítico cachetazo- sino que fue una continua crítica de cuanto gobierno se olvidó de sus promesas. Venía de una familia de anarquistas y nunca lo olvidó. Tuvo que hacer las valijas debido a sus palabras, pero nadie se olvidó de ella. Sus ideas estaban antes que las circunstancias.
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