Marcelo Menichetti
Con trece temporadas consecutivas de programación cultural, la Bolsa de Comercio de Rosario se convirtió en un espacio que convoca por igual a artistas y público en espectáculos gratuitos que se suman a la cartelera rosarina. Carlos Boglioli, integrante de la comisión que coordina los ciclos, resumió con satisfacción los resultados obtenidos durante el año que finaliza: Estamos contentísimos, tanto en cuanto a la calidad de los actos que programamos como a sus desarrollos y la respuesta que tuvimos de la gente, que fue muy buena, dijo a Escenario. -¿Por qué la Bolsa de Comercio planifica actividades culturales? -La Bolsa es una entidad sin fines de lucro, por eso busca devolver parte de lo que recibe de la región ya que se dedica al comercio de granos y de títulos y valores. Eso genera recursos que la institución pretende devolver en parte a la sociedad. Hay varios modos de hacerlo, uno de ellos es la actividad cultural. -¿Cómo fue el balance del año, respecto del nivel de los espectáculos y la respuesta del público? -Nosotros estamos contentísimos, tanto en cuanto a la calidad de los actos como por la respuesta de la gente, que fue muy buena. La característica nuestra es que no estamos limitados a una sola clase de espectáculos y por eso traemos tango, folclore, jazz, teatro, conferencias. Damos un poco de todo para llegar a un público más amplio. -¿Con qué criterio se programa? -Llegan muchas ofertas de espectáculos. Tratamos de darle prioridad a los espectáculos de la ciudad y de la zona. Este año hubo 13 actos, 8 de los cuales fueron cubiertos por gente de la ciudad. También traemos gente de otras ciudades porque también nos interesa eso, traer espectáculos que valgan la pena y que puedan interesarle al público de Rosario. -¿El público de la Bolsa tiene una característica definida? -El público es bastante heterogéneo. Hay un grupo de gente que es habitual, pero la gran mayoría va cambiando. Hay muchos jóvenes apasionados por cada una de las actividades. Hay chicos que se apasionan por la música de cámara, tanto la antigua como la moderna, el teatro y el jazz e incluso en las conferencias. Este año tuvimos dos que fueron muy buenas: la de Jaim Etcheverry y la que ofreció Víctor Massuh. -¿Entrará el rock en las programaciones de La Bolsa? -(Risa) Qué buena pregunta... -Entonces exige una buena respuesta. -(Risa) Bueno, no tiene porqué no estar. Quizá el problema es la reverberancia que tiene la sala. Es cierto que hay rock y rock, así que podríamos intentarlo alguna vez. -Siendo la Bolsa un ámbito del comercio por excelencia, ¿cómo es que fomenta la gratuidad en los espectáculos? -Es lo que decía antes, respecto de la intención de devolver todo lo recibido. La Bolsa lo hace de diferentes maneras y una de ellas es con la actividad cultural. Hace tres años que formo parte de la comisión de cultura junto a Enrique Stein, Guillermo Megna y Fernando Chao. Sin olvidar al alma mater de todo esto que es Carolina Rolle. Tengo entendido que la gente que estuvo trabajando acá siempre se ocupó de hacer ciclos interesantes, de buena calidad y creo que nosotros seguimos en esa misma línea. -¿Cuántos años hace que se iniciaron los ciclos? -La del 2000 fue la 13ª temporada ininterrumpida de trabajo. En todos estos años llegaron figuras como Félix Luna, María Rosa Gallo, Tomás Eloy Martínez, Pepe Soriano, Ana María Campoy, el Sexteto Mayor y Gabriela Acher, entre otros. Este año hubo figuras notables también como José Colángelo y su conjunto, las actrices Marzenka Nowak y María Inés Montilla, Los Khorus, que tienen un alto poder de convocatoria, La Cañería y el Pro Música Antigua de Rosario, para citar algunos. -¿La gente adoptó el hall de la Bolsa como un lugar para ver espectáculos? -Afortunadamente logramos que la gente pida la programación con anticipación. Creo que ya se ha formado un ambiente de gente que espera los ciclos. Lamentablemente no tenemos un gran espacio en la sala nuestra y muchas veces se agotan las localidades un par de días antes del acto programado. Eso, de alguna manera, es lo que nos está acosando un poco.
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