Año CXXXIV
 Nº 48.972
Rosario,
lunes  18 de
diciembre de 2000
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River fue pura impotencia
Repitió sus fallas defensivas y se despidió con una derrota ante Lanús

Extenuado y nervioso, River cerró el torneo Apertura envuelto en impotencia al caer por 3 a 2 ante un fervoroso Lanús, en un partido en el que volvió a mostrar las mismas fallas defensivas que le quitaron puntos vitales a lo largo del campeonato.
El gol de Juan Pablo Angel para poner en ventaja a los millonarios no tuvo tiempo para ser festejado porque le daba el título -Boca empataba-, enseguida llegó el empate de Ariel López de penal y el Apertura se escapaba. Ni hablar cuando a poco de iniciada la parte final otra vez el Chupa López y también desde los doce pasos golpeaba fuerte. Era el 2 a 1 para el granate. Y todo empeoró cuando Sarría marcó el tercero y de nada sirvió el descuento sobre el final de Hernán Díaz.
River había salido con todo a buscar el triunfo y había creado dos claras jugadas de gol -con un cabezazo de Angel en el travesaño incluido- antes de que el propio colombiano cabeceara al gol un centro de Eduardo Coudet, sobre los 8.
Agresivo y decidido a quedarse con los tres puntos, River complicaba incensantemente a Lanús. Y, sobre los 10, Pablo Aimar desperdidió increíblemente un mano a mano ante Rodrigo Burela al tirarla apenas afuera.
River lo pagó caro, carísimo: al minuto siguiente, Daniel Giménez cobró un penal de Trotta a López. El árbitro pareció equivocarse, pero lo cierto es que el defensor se fue de boca y pagó su irresponsabilidad con una tarjeta roja.
El Chupa trocó el penal por gol y River de pronto se encontró con el tanteador igualado y un hombre menos. Allí comenzó su derrumbe anímico y futbolístico.
Aquel River arrasador del comienzo, el mismo que soñaba con que Estudiantes le diera una mano en su visita a la Boca, le dio paso a otra versión mucho menos efectiva: la de la confusión, los nervios y los pelotazos sin sentido para Angel, su mejor jugador por insistencia y empuje.
Y Lanús, con la autoestima en alza, se recostó en los quites de Ezequiel Carboni y las ganas del resto, para empujar contra su arco a un River quebrado en el mediocampo y carente de respuestas.
A los 19, el palo derecho de Roberto Bonano devolvió un remate de Sarría desde un ángulo cerrado y, sobre los 31, un cabezazo cruzado de López pasó apenas al lado del palo derecho.
Tras la reanudación, River siguió sin poder levantar cabeza y a los 9 Lanús encontró el tercero luego de una grosera falla de Bonano. El arquero recibió la habilitación de Mario Yepes y su posterior pase para Eduardo Berizzo fue interceptado por González, quien después de avanzar unos metros fue derribado por el jugador que continuará su carrera en el Celta de España.
López volvió a facturar de penal y River se transformó en lo más parecido a un alma en pena, atacando porque sí y dejando enormes espacios que Lanús recién aprovechó nuevamente a los 24, cuando Sarría -quizá en posición adelantada- recogió un tiro de Julián Kmet que había pegado en un palo y la mandó a la red.
Aimar y Javier Saviola, después reemplazado por Nelson Cuevas, prácticamente no aparecieron en toda la tarde, eclipsados por la férrea defensa local.
Iban 41 cuando Hernán Díaz definió muy bien con una media vuelta ante la salida de Burela y puso el 3-2 final. Pero a esa altura, la hinchada de River sufría por la derrota, sí, pero mucho más por el nuevo título que Boca festejaba en la Bombonera.



Yepes se lamenta. River se quedó sin nada.
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