El blindaje financiero para la Argentina es sólo un paraguas protector para conseguir fondos en los mercados financieros internacionales, y le dan al gobierno un margen de 180 días para recomponer su imagen y tomar medidas que reactiven la economía. Si bien el gobierno utilizará sólo 2.000 millones de los 30 millones prometidos, no es de esperar que Argentina pueda acceder a más de 5.000 mil millones de dólares de dicho programa.
Sin embargo, los inversores internacionales se han mostrado dispuestos a financiar a la Argentina a un período de 10 años, canjeando la deuda exigible de intereses de los próximos 3 años. Pero, como dice el refrán, cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía, y es así como estos inversores financiarían a nuestro país, pero (siempre hay un pero) a una tasa fija del 14% anual, un nivel elevado y que sería prudente no aceptar.
La pregunta que nos deberíamos hacer es ¿por qué hay tanto interés en ayudar a nuestro país? La respuesta es muy simple: según un informe de JP Morgan, Argentina representa el 11,7% del total de la deuda de los países emergentes, y si nuestro país tiene problemas financieros podría arrastrar a su principal socio -Brasil- y desatar una crisis en toda Latinoamérica.
Para colocarnos en un contexto internacional, del total de la deuda de los países emergentes, el 53% de está representado por países latinoamericanos. En el ranking de la deuda total de los países emergentes, México posee el 13,2%, Argentina el 11,7% y Brasil el 11,2%, representando estos tres países el 36,1% del total de la deuda de los 27 países emergentes relevados.
Queda claro que Argentina representa un problema para muchos fondos de inversión de países del primer mundo, que preferirían aportar fondos antes que alguien saque la carta que derrumbe el castillo de naipes.
Bajo el signo de la iliquidez
En el plano local, el mes de diciembre sigue signado por la iliquidez de la plaza financiera y en los últimos días los bancos llegaron a pagar tasas de dos dígitos por grandes colocaciones, en medio de un escenario que no cambiaría hasta la segunda quincena de enero.
El martes último se llevo adelante una licitación de Letras de Tesorería que dejo un resultado amargo en el Ministerio de Economía: la tasa a 91 días se ubico en el 12,18% anual, y a 182 días al 13,0% anual. Realmente el mercado fue benévolo con el gobierno ya que en la plaza financiera se llegaron a pagar tasas superiores por imposiciones a igual plazo.
En este contexto de incertidumbre en el plano local, desde el exterior siguen llegando buenas noticias para nuestro país: la tasa a 30 años se ubicó en 5,41% anual, y el dólar se devaluaba fuertemente contra el euro llegando a tocar los 0,90 por dólar.
Por otra parte, los commodities agropecuarios siguen subiendo y esto le da margen al gobierno para pensar que el año 2001 puede dejar un superávit comercial muy interesante. La posición soja mayo 2001 se ubica en 172,5 y esto ayuda a despejar algunas dudas a los inversores.
En lo que respecta a la Bolsa, no habrá alternativa de suba con la tasa de interés existente en el mercado. Hasta tanto no reingresen capitales y nos enfrentemos a un mercado más liquido no resulta probable una recuperación bursátil.
Las reservas mostraron una recuperación de 1.300 millones de dólares en los primeros días de diciembre y se ubican en torno de los 23.700 millones de dólares; en tanto que los depósitos a plazo fijo mostraron cierta caída, al compás de un cambio en el portafolio de las AFJP. Las administradoras de jubilaciones ahora pueden adquirir hasta un 70% de su tenencia en títulos públicos que, con rendimientos del 15% anual, son un sustituto ideal de los plazos fijos que tienen temporalmente una tasa elevada, ya que se espera que para la segunda quincena de enero muestren una fuerte caída.
El buen negocio
Sería oportuno aprovechar las altas tasas que pagan los bancos para realizar imposiciones a 90 y 180 días. También consideramos que los títulos públicos podrían tener una fuerte recuperación una vez que se anuncie el blindaje y, en un futuro próximo, se renueve el gabinete nacional.
En este caso sería aconsejable posicionarse en títulos de largo plazo como el Bonex Global 2017 que cotiza a 90 dólares la lámina y tiene que cobrar una renta de 11,375 dólares desde ahora a julio del 2001. Por lo tanto se recupera el 12,6% del capital invertido y cabe la posibilidad de tener una fuerte ganancia de paridad en el período bajo análisis. De mantener el precio de 90 dólares por lámina luego de julio del 2001, la ganancia que podría dejar este título sería del 26% en 9 meses.
Si bien esta utilidad luce atractiva también denota el alto riesgo que muestra nuestro país. Mientras algunos opinan que Argentina puede no honrar su deuda, otros compran sus títulos, pero desean un alto premio por comprar deuda Argentina. Si todo sale bien y el país reactiva, las ganancias de capital podrían ser superiores al 26% en un corto período de tiempo.
Esperemos que algún día, cuando seamos más serios como país, podamos decir que nuestros bonos son los que menos rinden en Latinoamérica por la seguridad que brindan, algo que por ahora no es posible asegurar.