Año CXXXIV
 Nº 48.970
Rosario,
sábado  16 de
diciembre de 2000
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Tres mujeres se metieron en el Enapro y no se moverán
Los estibadores prometen "luchar hasta ser incluidos en los pliegos"
El edificio del ente y el domicilio de su titular fueron escenario de fuertes manifestaciones

Carla Rizotto

No nos vamos de acá hasta que los estibadores sean incluidos en los pliegos, disparó ayer Paola mientras ingresaba al edificio del Ente Administrador Puerto de Rosario (Enapro) en busca de una respuesta inmediata y concreta al pedido de los portuarios. Junto con ella ingresaron otras tres mujeres, quienes representaron a los 163 trabajadores que reclaman figurar en la licitación de las terminales I y II del puerto de Rosario. Más de 200 personas protagonizaron la protesta, en la que se escucharon seguidas bombas de estruendo y se quemaron cubiertas. Un escrache en el departamento de la presidenta del ente, María Herminia Grande, también formó parte de la agitada manifestación.
Apenas habían pasado las 10.30 cuando llegaron las primeras camionetas que indicaron el inicio de la protesta. Ya la cantidad de cubiertas -más de 50- reflejaba que los manifestantes estaban dispuestos a luchar hasta el final. Atrás llegaron los 163 estibadores acompañados por sus esposas e hijos, los que sumaban alrededor de 200 personas.
Los manifestantes se instalaron en la puerta del Enapro, desplegaron la bandera del Sindicato Unidos Portuarios Argentinos (Supa), y formaron cuatro pilas de cubiertas que estuvieron continuamente encendidas. La lucha está desatada y vamos a seguir paralizando el puerto hasta que se respete lo que está firmado, aseguró el asesor gremial de sindicato, Ramón Aybar, haciendo alusión a la documentación firmada el 30 de mayo entre el gremio, el Enapro y Puerto Rosario, donde se establece que los estibadores deben ser incorporados al nuevo concesionario que explote las terminales locales.

Bombas de estruendo y de pintura
Las bombas de estruendo se escucharon durante toda la jornada, y los proyectiles de pintura arrojados al Enapro pintaron el frente del edificio de colores rojo, amarillo y verde. Las mujeres y los niños se ubicaron en la primera fila delante del vallado: Siempre vamos a estar al lado de nuestros hombres y esta pelea la vamos a ganar, como lo hicimos en otras ocasiones, apuntó Paola Biasiolli, quien -junto con otras dos personas- entró el Enapro y prometió no salir hasta que los hombres sean incluidos en la nueva licitación.
Ante la ausencia de la titular del Enapro, las mujeres que ingresaron al edificio dialogaron con el gerente del ente, Juan Domingo Sánchez, quien hizo de nexo entre los trabajadores y las autoridades.
La CGT disidente y el partido MST-Izquierda Unida apoyaron el reclamo de los estibadores. El puerto va a funcionar en la medida que haya mano de obra, y esto va a suceder cuando ingresen en los pliegos los trabajadores excluidos, expresó el secretario general de la CGT disidente, Juan Nucci.
Cuando todo hacía suponer que la tranquilidad había vuelto a las puertas del ente, los manifestantes se cruzaron al departamento de Grande (ubicado en Urquiza al 800), y mientras tiraban bombas de estruendo reclamaban su presencia para solucionar conflicto.
María Herminia Grande reafirmó que jurídicamente es imposible porque estaríamos violando la ley 11.011, que establece que el Enapro tiene autonomía. Los trabajadores nunca estuvieron en relación de dependencia con el ente. La funcionaria explicó: Yo misma les pedí a estos estibadores su tira de la Ansés para presentarlas a los grupos que compren los pliegos.
En cuanto a las mujeres que quedaron dentro del Enapro esperando una respuesta inmediata, Grande aseguró: Hablé por teléfono con ellas hoy (por ayer) y les di mi palabra de que las iba a atender. Sin embargo, la presidenta del Enapro no aseguró el día ni el momento de la entrevista.



Las piedras estuvieron a la orden del día.
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