Marcelo Menichetti
El Centro de Expresiones Contemporáneas (CEC) se perfiló como un espacio destinado al desarrolo de la actividad artística local. Según el programador del complejo cultural, Rolando Lo Giudice, esa es la característica que distingue a este ámbito que alberga ofrece espectáculos para todos los gustos. -¿Cuáles son las premisas a las que se ajusta la programación del CEC? -Los espectáculos tienen que ver con el cruce de disciplinas como la música, el teatro y la plástica. Este año fuimos sumando actividades y espacios. Se incorporó el SUM (Sala de Usos Múltiples) que está a dispocisión de los elencos de Rosario gratis. Allí trabajaron no menos de cien grupos. -¿El CEC es tan apto para este tipo de montajes como para shows musicales? -El CEC es un espacio que va mutando todo el tiempo y, a diferencia de otros lugares, no es un sitio sólo de funciones de fin de semana. Acá la gente circula todo el tiempo. No hay que olvidar que, además de las funciones, se realizan también seminarios. -¿Lo peor del año fue el episodio que involucró a Rodrigo? -Creo que de ese tema ya se habló mucho. Si yo tuviera que ponerlo en un balance creo que lo que nos quedó como peor del año fueron dos producciones con las que estábamos muy entusiasmados. Estas fueron El pecado que no se puede nombrar, de Barthis, y Poroto, de Norman Briski y Tato Pavlovsky. Los dos debieron suspenderse. -¿La ciudad aceptó al CEC como un lugar apto para los espectáculos? -Sí. El público y los artistas se identifican con el lugar y ese es un dato importante.
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