Año CXXXIV
 Nº 48.966
Rosario,
miércoles  13 de
diciembre de 2000
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Brutal agresión de ladrones en avenida Francia al 1200
Falsos operarios golpean y roban $ 11 mil a un matrimonio de jubilados
Dos delincuentes se hicieron pasar por empleados de una empresa telefónica para consumar el violento asalto

Una pareja de jubilados vivió una odisea cuando dos hombres que se hicieron pasar como empleados telefónicos ingresaron a la casa y después de golpearlos se apoderaron de once mil pesos que había en la vivienda.
Cerca del mediodía del lunes, Pedro Esteban Huljich, un productor agropecuario de 71 años, estaba con su esposa Amalia Racca, de 66, cuando un hombre vestido como operario llegó a su casa de avenida Francia 1218.
Huljich le franqueó el paso luego de que el hombre le exhibiera una credencial de Telecom. En realidad, el supuesto trabajador telefónico ya se presentado anteriormente en la vivienda, pero Amalia no permitió que entrara porque estaba sola.
Pero anteayer el intruso logró convencer a Huljich con un argumento que le pareció creíble: le dijo que venía a reparar el cableado telefónico. Me dijo que los cables estaban rotos, comentó Huljich.
Una vez adentro, el hombre atravesó la casa y se dirigió con Huljich a la terraza. Me dijo que tenía que colocar unas grampas y que tenía que ir a buscar a un compañero que estaba afuera para poder hacer el trabajo, explicó Pedro con voz pausada.
Cuando la víctima del atraco y el trabajador fueron hacia la puerta, un hombre robusto ya estaba allí esperando. Entonces ingresó el otro hombre y enseguida dio a conocer sus intenciones: Esto es un asalto, gritó mientras exhibía un cuchillo a Amalia que estaba en la cocina.
Pero enseguida, un puñetazo asestado por el intruso impactó en la cara de Pedro, que se desplomó de rodillas al suelo. Por suerte no me dio en la cabeza, porque si no me desmayaba, dijo.
Casi al mismo tiempo, el otro ladrón introdujo a Amalia en el baño. Entonces, el ladrón intentó amedrentar a la mujer para que dijera dónde estaba guardado el dinero. Si no me decís, dónde está la plata -dijo-, vamos a cortarlo con el cuchillo en pedacitos a tu marido.
Poco segundos después, Huljich corrió la misma suerte: lo llevaron a la habitación a los empujones y las amenazas continuaron, pero el hombre seguía repitiendo que no tenía dinero. Yo estaba con la mente blanca y no podía pensar. Le dije que se llevara los veinte pesos que tenía en el pantalón, pero el tipo quería más.
Mientras esto ocurría, el otro ladrón logró su cometido: Amalia le dijo dónde estaba el dinero a cambio de que no la lastimaran. El tipo salió del baño, le hizo una seña al otro y se fueron al garaje, explicó.
Allí estaba el escritorio y en un cajón del mueble estaban guardados los once mil pesos que se llevaron los asaltantes, pero antes de irse los intrusos encerraron en el baño al matrimonio. Empecé a pedir auxilio. Partí con un caño la claraboya hasta que un vecino me respondió golpeando la pared, pero él creía que los ruidos provenían de los martillazos del albañil que estaba reparando la vereda de mi casa.
Finalmente, Pedro rompió el cristal de una pequeña ventana del baño y logró salir junto a su esposa cuando los ladrones ya habían abandonado la casa.



Huljich dijo que uno de los ladrones ya había intentado ingresar a su vivienda.
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