A Cintia Galarza, de 6 años, y María Cristina Veccio, de 9, las une una misma preocupación: sufren de cardiopatías congénitas. El cuadro de ambas fue detectado en un operativo que la Fundación Cardiológica Amado Nervo Rabuini realizó en la escuela donde cursan la primaria. Pero las nenas no son los únicos casos relevados: en los dos últimos años los profesionales de esa institución revisaron a 3.372 escolares de 46 establecimientos educativos de Rosario y se encontraron con un panorama preocupante: Una elevada cantidad de niños de entre 5 y 13 años presenta problemas cardiológicos y necesita tratamiento, señaló el presidente de la fundación, Amadeo Rabuini. En el caso de Cintia y María Cristina se suma otro problema: que deben operarse del corazón, pero sus familias no cuentan con los recursos económicos suficientes para afrontar las intervenciones.
El valor de las dos cirugías es de 13 mil dólares. Una empresa que comercializa insumos médicos ya donó 7 mil. Por eso, los profesionales de la fundación hicieron un llamado solidario a las entidades gubernamentales, no gubernamentales y a la población en general por los 6 mil dólares que restan.
Uno de los médicos del equipo que trabaja para el Programa de Detección de Cardiopatías en las escuelas de la fundación, José Luis Ameriso, describió el estado de las niñas que necesitan ser intervenidas quirúrgicamente. Estos dos son los casos más graves detectados. Las chiquitas, sobre todo la de 6 años, se agitan, sufren neumonías repetidas, se les ponen azules los labios y no pueden practicar deportes. Necesitan ser operadas, no con urgencia, pero en el término de los próximos seis meses. La intervención es simple, pero de no hacerla se condena a ambas a no tener futuro, subrayó Ameriso.
En favor de la infancia
Bajo el lema Por un corazón sano en favor de la infancia, los profesionales de la fundación decidieron trabajar con los chicos directamente desde las escuelas, luego de haber analizado que gran parte de los ingresantes al servicio militar recién se enteraba de sus problemas cardiológicos en el momento de la revisión médica.
En el 98 realizaron el primer examen en una escuela del barrio Las Flores, y desde entonces no pararon de controlar a cinco chicos de cada año de la EGB en distintas escuelas de la ciudad.
La actividad médica comienza apenas se estaciona el móvil cardiológico (con cuatro consultorios, baños ecológicos, aparato de rayos y equipo de informática) en la puerta de los establecimientos educativos. El paso siguiente es hacerle a cada alumno una historia clínica y un examen epidemiológico exhaustivo (que incluye datos de los padres y abuelos, y de dónde y cómo vive el paciente).
Se hacen mediciones de talla y peso, electrocardiogramas y control de la presión arterial. Si, por ejemplo, se detecta que un chico padece arritmia o un soplo, se lo deriva al hospital para realizarle un examen más minucioso. Y, ante un caso grave, se decide la intervención quirúrgica correspondiente.
El equipo a cargo de este trabajo -que se plantea continuar hasta el 2001- está integrado por 32 pasantes, 14 médicos (entre ellos pediatras, clínicos y cirujanos) y enfermeros. La fundación tiene su página web (www.fanr.cjb.net) y se ubica en el subsuelo de la sala 14 del Hospital del Centenario.