Año CXXXIV
 Nº 48.966
Rosario,
martes  12 de
diciembre de 2000
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El homicidio que hace un mes desató un tiroteo en Tribunales
Dos procesados por ejecutar a corta distancia a un barrabrava de Central
Oscar Ibáñez y Luciano César van a juicio por matar a Hugo Sapo Taborda. Se desconoce el móvil del crimen

María Laura Cicerchia

Los dos imputados por el crimen del barrabrava de Central Hugo Sapo Taborda fueron procesados como coautores del homicidio, acusados de haber ejecutado a la víctima de tres balazos disparados a muy corta distancia con dos armas de calibres diferentes. A pesar de que uno de ellos negó los cargos y otro adujo que disparó para defenderse, para el juez de la causa no quedaron dudas de que actuaron con dominio de la situación, aunque aún se desconoce el móvil del crimen.
La resolución del juez de Instrucción Nº 7, Eduardo Suárez Romero, alcanza a Oscar Angel Ibáñez, de 29 años, apodado Cachito; y a Luciano César, de 40, conocido como Chanchi. Ambos fueron procesados por homicidio simple, aunque sus abogados, Darío Cataldi (defensor de Ibáñez) y José Luis Abichain Zuain (representante de César) apelarán la medida.
Hugo Bernardo Taborda, conocido integrante de la hinchada canalla, cayó herido con tres disparos de bala en una zanja de Presidente Quintana y Esmeralda la madrugada del 8 de junio pasado y falleció cuando un conocido lo trasladaba al hospital. Este es Fernardo Navoni, quien asegura haber visto cuando los imputados ejecutaron a Taborda.

El fusilamiento
De acuerdo con la investigación judicial, la dinámica del caso fue la siguiente: Taborda llegó en su Fiat Regatta gris a la casa de César acompañado por Navoni, posiblemente para aclarar una pelea previa. Allí encontraron al dueño de casa junto a Ibáñez en la puerta de calle, quienes prácticamente fusilaron a Taborda con dos armas de fuego.
La versión que dieron los acusados es diferente. Ibáñez dijo que oyó los disparos desde adentro de la casa y admitió que conocía a Taborda pero nunca tuvo problemas con él. César fue más lejos: reconoció que disparó, aunque alegó que lo hizo para defenderse porque Taborda lo golpeaba y creyó que éste iba a matarlo. También desmintió la supuesta enemistad con la víctima.
Según el criterio del magistrado, ninguno de estos testimonios son veraces y para retrucarlos hizo referencia a los resultados de la autopsia, la cual demostró que los disparos fueron efectuados a muy corta distancia de Taborda: a no más de 15 centímetros de su hemitórax y su brazo izquierdos y a menos de 20 de su oído izquierdo.
Además la víctima fue alcanzada por proyectiles de distinto grosor: dos de ellos calibre 38 -el arma cuya tenencia asume César- y otro calibre 32, que habría manipulado Ibáñez. Todo esto llevó al juez a deducir que los acusados no se vieron obligados a disparar en medio de una pelea sino que dominaron la situación al punto de matar a Taborda casi a quemarropa.
La resolución no hace referencia explícita a los motivos del crimen, algo que desveló a los investigadores y que nunca llegó a esclarecerse por completo. Hay muchísimo hermetismo en torno a ese tema, aunque está prácticamente descartado que haya sido por algo relacionado con Central, precisó una fuente de la causa.
La hipótesis policial sostuvo que Taborda y los acusados habrían mantenido una discusión en la cantina Moulin Rouge, aparentemente por una mujer, aunque los imputados lo negaron y esto no llegó a demostrarse. Tampoco aparecieron las armas homicidas. La policía sólo encontró una Browning 9 milímetros con su numeración limada en la casa de Ibáñez, por lo que éste fue procesado por tenencia ilegal de arma de guerra.



Por el crimen del "Sapo" hubo un tiroteo en Tribunales.
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