Año CXXXIV
 Nº 48.966
Rosario,
martes  12 de
diciembre de 2000
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Reflexiones
El valor de las ideologías

Carlos Alberto Castellani (*)

Me siento sorprendido y preocupado por la confusión política que existe en nuestro país, en relación a la asignación de responsabilidades por los males que nos aquejan.
Es común encontrar que los cuestionamientos se multiplican, pero no se proponen soluciones o un plan alternativo, para lo que muchos suponen es el descalabro argentino. Palabras como neoliberalismo, capitalismo salvaje, concentración de riqueza, ricos cada vez más ricos y pobres cada vez más pobres, globalizadores y globalizados, son usadas por políticos, economistas, por la prensa y cada vez por más personas, sin profundizar lo suficiente para conocer qué se quiere decir, y definir lo bueno y lo malo para nuestra sociedad.
Fui elegido diputado nacional por Santa Fe y recientemente presidente de la Ucedé nacional, a la que siempre pertenecí, por considerarlo un partido con ideas, con una clara línea de pensamiento, con el cual se puede estar de acuerdo o no, pero que justifica mi participación en política: para defender ideales.
Deseo aprovechar esta oportunidad para decir públicamente que voy a luchar por mis ideas, convencido del rumbo que nuestro país debería tomar. Cuando Carlos Menem llegó al poder en 1989, su propósito fue quedar en la historia como un gran presidente. Y como vio que a Raúl Alfonsín no le había ido bien, resolvió con acierto cambiar su plataforma. Radicales y peronistas eran y son estatistas.
Menem no tenía un plan consistente, tampoco su partido; probó con varios ministros de economía y luego de algunos sofocones encontró por suerte en Domingo F. Cavallo a un ministro experto, luchador, protagonista, que erradicó la inflación (enquistada en el país durante décadas), le dio aire al gobierno y juntos cambiaron el rumbo de la Argentina. Luego de esta gran transformación, y con Cavallo fuera del gobierno, el gasto público creció y los últimos años de la administración deslucieron lo positivo de la primera parte. Pero de todas maneras, fue una década de éxito, con un crecimiento económico importante y un manejo excelente de relaciones exteriores, situándonos como amigos de Occidente y de los países libres y fuertes del mundo.
Menem habló de economía popular de mercado para no decir economía social de mercado, que sostenemos quienes creemos que la libertad económica es el mejor sistema para generar riqueza y la única forma conocida de elevar el nivel de vida de toda la sociedad.
La Alianza llega al poder de la mano de candidatos con buena imagen, de honestidad, transparencia y seriedad, lo que es valorable, pero no alcanza: el radicalismo está enrolado en la socialdemocracia, su política es estatista, su socio el Frepaso lo es más todavía y, como se ve, no tienen ningún plan, sino parches y políticas de idas y vueltas. Nuestro país necesita, en cambio, una dirección clara y un liderazgo firme desde el Ministerio de Economía.
Hoy la Alianza toma medidas que siempre criticó, disimula con excusas de temporarias acciones que descalificó cuando era la oposición. Esta contradicción entre lo que se dice cuando se está fuera del poder a cuando se lo ejerce es, en mi opinión, nociva para la democracia. Lamentablemente cuando se elige un gobierno no se elige una propuesta, se vota a personas que son más o menos carismáticas, más o menos honestas. Se piensa que cuando se llega al poder todo se va a solucionar, grave error. El poder no es válido por el poder mismo, la democracia es válida en la medida en que la ciudadanía pueda votar una propuesta y si ésta no funciona bien, en la próxima elección pueda votar otra, claramente definida, con las mejores personas representando cada una de ellas.
Los que siempre responsabilizan a terceros de nuestros males, eluden enfrentar los problemas, que los tenemos y son nuestros, porque somos responsables de nuestras deudas y de nuestros patrimonios y de las acciones que hagamos en adelante para mejorar o empeorar nuestra situación. No se sabe qué significa neoliberalismo o si la Argentina tiene este sistema en boca de quienes lo dicen sólo para un discurso lucido, o si la globalización es un fenómeno cruel diseñado por unas pocas personas o países, como otros dicen también sin profundizar. Las cosas son más simples que lo que muchos intelectuales proyectan y la globalización no es más que la modernidad, las comunicaciones al instante y las fronteras cada vez menos infranqueables de los países del mundo y esto es irreversible, nos guste o no. Hoy las ideologías están descalificadas. No estoy de acuerdo, ya que la ideología es la base de la existencia de un partido político. De esta manera, a través de algunos años de democracia, tendremos eficiencia en la acción de gobierno, descalificando con el voto a los que fracasaron en los resultados y premiando a los que aciertan, pero sabiendo de antemano qué propone cada partido y qué sentido tienen las palabras liberalismo, capitalismo, socialismo, movilidad social.
También cuál es el mejor sistema para combatir la desocupación y elevar el nivel de vida. No es verdad que Argentina tenga un destino prefijado e irreversible, sea bueno o malo. Nos irá según cómo hagamos las cosas de aquí en adelante, lo anterior siempre es historia. Cada uno es dueño de su propio destino y también Argentina.

(*) Presidente de la Ucedé a nivel nacional


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