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Pobres que no viajan

Escuché una noticia que me sacudió: un funcionario diciendo que los más pobres no viajan. Una moneda, dos caras: en una, flacos muertos de hambre, sin los servicios esenciales de luz, agua, cloacas, en los pasillos de las villas o en cualquier otro asentamiento. En el canto, el tarifazo de los medios de transporte. En la otra cara el desafortunado comentario del secretario de Transporte. Ese aumento no perjudica a los que menos tienen, esos no viajan. No pueden moverse, no los dejan moverse, suena a gheto de Varsovia. Las palabras del funcionario fueron un violento latigazo, la respuesta del gheto será más intensa, necesita comer, necesita educarse. Necesita, como los hijos más débiles, una mayor protección. Paso a paso los funcionarios ¿podrán comprender que la peor violencia es la de la palabra, podrán bajar a las puertas del Congreso para recibir y ayudar a pequeños a los que sólo se les permite caminar?
Beatriz Rodríguez Gallo