Año CXXXIV
 Nº 48964
Rosario,
domingo  10 de
diciembre de 2000
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El puerto, a la caza de interesados
La licitación avanza en medio de cuestionamientos al pliego. Por ahora se presentó un sólo oferente

Después del fracaso de la gestión del grupo filipino Ictsi, que postergó la reactivación del puerto rosarino y obligó a llamar a una nueva compulsa, la segunda licitación para operar las terminales 1 y 2 se presenta como una oportunidad única para conseguir que la estación local se convierta finalmente en un puerto multipropósito y en un dinámico operador de cargas.
El proceso está en marcha. El próximo 15 de enero culmina la primera etapa ya que se vence el plazo para la presentación de las propuestas de los oferentes interesados en operar el puerto por los próximos 30 años. Hasta el momento, un sólo grupo decidió comprar los pliegos.
Por ahora no tenemos competidores porque ningún otro adquirió el pliego, señaló a este medio Germán Kestens, coordinador del Grupo Rosario que la semana pasada presentó en sociedad su interés por correr la carrera por las terminales rosarinas. El grupo, que integran operadores con fuerte peso en distintos puertos del país, como los de San Nicolás y Villa Constitución, promete en una primera etapa trabajar en la recuperación de cargas tradicionales como frutas y fertilizantes, para luego pensar en otros rubros como el de los autos, dominado hasta ahora por los puertos del norte bonaerense.
Con un único oferente hasta el momento, el proceso licitatorio avanza en el marco de un silencio público que esconde roces y diferencias entre los distintos actores de la historia. Hay quienes sostienen que son demasiadas las dudas que todavía envuelven al planteo licitatorio como para que un grupo decida dar el paso que va de un interesado a un oferente.
La presidenta del Ente Administrador del Puerto Rosario (Enapro), María Herminia Grande (quien reemplazó a Carlos Bermúdez), y un grupo de directores están embarcados por estas horas en la tarea de mostrar a empresas de distintas partes del mundo las bondades de participar en la compulsa con el fin de conseguir, según manifestaron, un mínimo de tres o cuatro consorcios dispuestos a competir.
Esta semana viajaron a Chile y Montevideo (Uruguay) donde mantuvieron distintas entrevistas con compañías navieras, autoridades de puertos y empresas vinculadas al sector.

Problemas internos
Pero hay diferencias entre los miembros del ente que no se han superado. Son las que saltaron durante la confección de los pliegos. Una serie de desavenencias entre los directores del Enapro obligó a una revisión del contenido de los pliegos, y tres de los integrantes del ente, entre ellos el representante de la Municipalidad, Miguel Lifchitz, se negaron a dar su voto de consentimiento a la aprobación de los mismos. Incluso, Lifchitz le envió una nota a la presidenta del ente manifestando su malestar.
Así las cosas, las relaciones en el seno del ente se tornaron complicadas, lo que se evidenció en el hecho de que en más de una presentación pública, Grande apareció sin la compañía de su equipo.
Entre los puntos que generaron rispideces entre los miembros del Enapro se destaca un artículo del pliego relacionado con la admisibilidad de los oferentes. Constan en ese punto una serie de restricciones que corren para empresas que deban impuestos, inhabilitados, quebrados, etcétera. Pero se aclara específicamente que podrán participar grupos que tengan pleitos contra el ente siempre y cuando dentro de los diez días de ganada la licitación -si así ocurriera- desistan del reclamo judicial.
El hecho de que uno de los consorcios que participó en la anterior compulsa, Exolgan, y que mantiene un juicio con el Enapro después de que quedara excluido en el marco de un escándalo, pueda presentarse nuevamente encendió la alarma para un grupo de directores que se quejaron a cuatro voces por la inclusión del correspondiente artículo en el pliego.
Con respecto a Grupo Rosario, su experiencia en el sector, que aparece como una dato relevante a la hora de evaluar a los participantes, es en este caso un elemento de análisis ya que, al manejar puertos cercanos a la zona, deberá convencer las suspicacias de los que sostienen la teoría del puerto tapón, esto es, operar una determinada terminal con el fin de potenciar los otros puertos.
Un dato curioso es que uno de los integrantes del grupo en cuestión, Operadores Portuarios (Opsa), estuvo vinculado a la primera etapa de la gestión de Ictsi ya que fue la encargada de contratar a los estibadores para trabajar en el puerto.
Fuentes vinculadas a la licitación del puerto sostienen además que hay intereses que intentan alejar de la compulsa a consorcios extranjeros.

Los criterios de la adjudicación
Luego de que la anterior licitación fuera objeto de análisis y críticas permanentes después del fracaso, ahora vuelven las inquietudes en relación a los criterios de adjudicación que se considerarán en esta nueva etapa.
Aún cuando técnicos de distintos ámbitos pusieron el acento en que no debería privilegiarse el canon (lo que sucedió en el anterior proceso) ya que es el punto que habría llevado a la errónea elección precedente, esta licitación vuelve a calificar con un puntaje importante a las empresas que ofrezcan más canon, y más si adelantan años de pago.
En su momento, Grande aseguró al respecto: El canon fijo por adelantado no apunta a tener un ente portuario rico y un puerto pobre y agregó: Es una suerte de alquiler por el uso de las instalaciones y significan un aporte elemental para garantizar el funcionamiento del ente, permitiendo además verificar si el concesionario está dispuesto a dar pruebas de su interés en el negocio.



El operador de las terminales se conocerá en 2001.
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