Año CXXXIV
 Nº 48964
Rosario,
domingo  10 de
diciembre de 2000
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Nueva economía. Recursos humanos aptos y a bajo costo son la clave
La ruta de las inversiones tecnológicas
Rosario cuenta con profesionales y centro de investigación capacitados por encima de la media nacional

Marcos Cicchirillo

La clave para atraer inversiones de la nueva economía a la región parece estar dada por ofrecer mano de obra calificada a menores costos que en el primer mundo. En este punto es donde Rosario puede irrumpir en escena para seducir a los grandes jugadores globales. Cuenta con un importante cuadro de profesionales en el área tecnológica y centros de capacitación e investigación que están por encima de la media nacional. Así lo revela el dossier elaborado para el Grupo Tecnológico Rosario, que da cuenta de los recursos e infraestructura disponible en la ciudad.
Para muestra un botón. Los propios directivos de Morotola, que acaban de firmar con el gobierno cordobés la instalación de una planta en la provincia mediterránea para el desarrollo de software, visitaron Rosario. Su principal interés, recorrer las universidades.
En la recorrida, los directivos dijeron La Capital que nunca se instalaban en grandes aglomeraciones en ninguna parte del mundo. Las razones: no tener que competir con otras compañías por la mano de obra, la cual siempre en el interior es mucho más barata, tanto por el costo de vida como por los índices de desocupación. El relevamiento muestra que en Rosario el costo laboral para empresas de informática es entre un 33% y 50% inferior al de Buenos Aires.
El trabajo destaca que Rosario tiene una concentración de personal de ciencia y técnica, en relación a su población, superior en un 50% al promedio nacional. Cuenta con seis casas de altos estudios y uno de cada ocho estudiantes cursa carreras técnicas. Además, la ciudad posee 18 institutos de investigación científica y dos de transferencia tecnológica.
En la Argentina, cerca de 45 mil personas se desempeñan en actividades de ciencia y técnica. El 7% lo hace en la provincia de Santa Fe y, de esa cifra, Rosario concentra el 60%.
El Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnica) cuenta en la ciudad con una proporción de 18 investigadores cada 10 mil habitantes, superior a los 12 de la media nacional y a los 11 de la provincia.
Sin embargo, hasta el cachetazo de Motorola -como reconoció más de un funcionario local- no se dimensionaban las potencialidades de Rosario como posible polo tecnológico. Hasta ese momento, todos los discursos sobre economía incluían algunas líneas sobre el grave problema de la competitividad que sufre el sector productivo respecto de otros países. Pero poco se analizaban las ventajas comparativas en recursos humanos para esta nueva generación de empresas que agregan valor. A la hora de pelear las inversiones, los gobiernos provinciales o municipales ofrecen quita de gravámenes, terrenos y otro tipo de concesiones.

Un poco de consenso
Algo de todo eso comenzó a cambiar, no sin algunos roces, con la constitución formal en septiembre de un polo tecnológico entre el sector público y privado en Rosario. Al mismo tiempo se firmó un convenio entre la Municipalidad y la Universidad para crear una incubadora de negocios.
Entre los tantos ítem que se barajan para esta posibilidad es la de una localización física. Algunos apuntan a los 60 mil metros cuadrados que tiene cada uno de los seis edificios de la Siberia, la ciudad universitaria que alberga también a varios centros de investigación. Esto permitiría producir una sinergia entre los institutos y los nuevos emprendimientos locales.
Otra de las variantes, además de salir al mundo a hacer marketing para lograr que las empresas se radiquen en la región, surgió a modo de interrogante: ¿se podrían exportar soluciones informáticas desde Rosario?.
Desde Barcelona llegó la primera respuesta. En el viaje que realizó el ministro de la Producción provincial, Miguel Paulón, por tierras catalanas no sólo estuvieron presentes los negocios del puerto. Turismo, industria autopartista e informática formaron parte de la agenda.
Para sorpresa de más de uno, los catalanes demostraron interés por establecer acuerdos para que empresas locales desarrollen software para exportar, ya que vieron en la calidad y disponibilidad de la mano de obra una ventaja competitiva. Ya hay conversciones con empresas locales. En este sentido, varias de las firmas rosarinas están trabajando para alcanzar estándares de calidad europeos.
La semana pasada llegaron a Rosario autoridades de la cámara que representa al sector en Buenos Aires, los cuales hablaron del interés de un importante número de países europeos y de Estados Unidos que irían en la misma dirección que los catalanes. Esto se debe a que la escasez de la mano de obra los está llevando a la necesidad de globalizar su producción.
De quedar de lado algunos egoísmos, tanto partidarios como empresariales, la posibilidad de crear un Sillicon Valley rosarino será mayor.
M.C.



Unos 45 mil argentinos trabajan en ciencia y técnica.
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