| | Las intrigas de la familia Vilma Echeverría estrena hoy "Secreter" en el CEC La puesta aborda sin nostalgia los vínculos filiales y fraternos marcados por la singularidad de una época
| Rodolfo Bella
Secreter se estrena hoy, a las 21, en la sala de usos múltiples del CEC, Sargento Cabral y el río Paraná. Bajo la dirección de Vilma Echeverría actúan María Elena Campasi, María Cristina Gómez, Lalo Santillán, Porota Pelliza, Inés Casco, Adriana Frigerio Izurzu y Daniel Covacevich. La pieza, que ofrecerá otra función mañana a las 20, tiene como eje los vínculos familiares, sus secretos y los retaceos de la realidad, en un clima que remite a las formas singulares de relacionarse de las décadas del 30 y el 40. La obra está estructurada en doce escenas y el eje está puesto en la relación del hermano y la persona menor de una familia compuesta por cuatro mujeres y un hombre. Los ejes temáticos fueron los vínculos posibles de lo familiar, explicó la directora. A partir de allí empecé a trabajar con los trazos en el espacio, en líneas que se resumen en una familiar y otra nupcial, lo que permitió contar una historia antes y después de la entrada al matrimonio. Esa organización determinó un orden al que se sumaron los aportes del trabajo de los actores, añadió. Con la intención de incorporar obras que remitieran a las relaciones familiares, la directora recurrió a textos propios y de Roberto Arlt, Florencio Sánchez e Ingmar Bergman, entre otros. La lectura de autores argentinos nos dio el clima intimista y a partir de eso aparecieron grabaciones de radio, propagandas de revistas o manuales de corte y confección que le dieron una discursividad singular. La dramaturgia, finalmente, fue organizada por Echeverría con el trabajo de los actores como punto de partida. Esto fue así hasta que necesité un objeto contundente y familiar que dinamizara la historia y así apareció un ropero. En ese punto empezamos a contar desde ese objeto como el lugar donde se ocultan y se sacan determinadas cosas, al tiempo que se resignificó el objeto como si fuera la casa familiar. La directora señaló que la dramaturgia tiene también algunos signos autobiográficos: Después de leer «El imperio de los sentimientos», de Beatriz Sarlo, donde refleja el tema de las novelas rosa de los años 20, se me abrió una nueva perspectiva y comencé a incluir textos míos que también estaban vinculados a los climas que propone la puesta. Es como una historia en desuso -explicó Echeverría sobre este trabajo con el cual debuta como directora- pero narrada sin nostalgia. Estos personajes entablan vínculos posibles, pero también imposibles, porque hay pocos abrazos, algunos encuentros y otros desencuentros. Sobre la posible lectura que podría hacerse en el presente de la singularidad con que están planteados los vínculos de los personajes, Echeverría señaló: Hoy es más violenta la forma de comunicarse y ya no hay límites entre lo público y lo privado y es esos espacios íntimos, como el secreter, ya no se esconde nada, pero por eso mismo adquieren una nueva dimensión. De todas maneras, desde lo vincular creo que hay relaciones que se reiteran más allá de las épocas, añadió la directora.
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