| | Reflexiones Colegio del Sagrado Corazón, 100 años
| Miguel A. Chiarpenello (*)
El día 6 de diciembre de 1899 un representante del gobierno nacional entregaba en alquiler a los Padres Bayoneses una casona que había adquirido para correo y que estaba desocupada debido a que se la consideraba alejada del centro para oficina pública. Había sido la mansión del doctor Eloy Palacios, ubicada en Oroño al 940, antes bulevar Santafesino, donde hoy la Justicia federal ejerce sus dominios. Fue la primera mansión construida en ese bulevar, la más antigua que podemos admirar de aquellos tiempos de deslumbrante esplendor del pasado rosarino. El año siguiente (1900), el Colegio del Sagrado Corazón abrió sus puertas ofreciendo cinco años de enseñanza primaria y uno en secundaria. El acontecimiento motivó una fervorosa adhesión de la ciudad propio de su importancia apostólica, cultural y social. La congregación betharramita, fundada por San Miguel Garicoïts, nombró como primer superior al reverendo padre Luis Virón. Los padres bayoneses habían arribado requeridos por el obispo diocesano de Santa Fe, monseñor Juan Agustín Boneo -Rosario todavía no tenía arquidiócesis-, quien advertía un vigoroso crecimiento de nuestra ciudad mostrando un progreso nada común en la época y la necesidad de que sus habitantes contaran con un establecimiento educativo de alto nivel. Así ocurrió, nunca fue defraudado. Cien años después de tan grata iniciativa la evocamos con legítimo orgullo. El año 1910 encontró al Colegio del Sagrado Corazón en su nuevo, propio y actual edificio. El predio ubicado en la calle Mendoza al 1900 se extiende hasta 3 de Febrero. Su construcción empezó desde Mendoza, su entrada principal, hacia la escalera central. La dirección, amplias y luminosas aulas, patios estratégicamente ubicados y su exquisita capilla, en la planta baja. Vestuarios, despensa bien provista y una monumental cocina en el subsuelo para que los pupilos y medios pupilos estuvieran bien atendidos en esos inolvidables comedores que tantas amistades vieron nacer. El primer piso destinado a los cuartos de los sacerdotes, un segundo piso para los dormitorios de los pupilos y un tercero para la enfermería y otras dependencias. Un colegio completo, sin improvisaciones, lo mejor para sus educandos, desde el jardín de infantes hasta sus secundarios comercial y nacional. En lo alto del cuerpo central del colegio se encuentra la soberbia esfinge del Sagrado Corazón amparándolo con su protección. La arriesgada ascensión de la enorme estatua mantuvo en vilo a sacerdotes, docentes, alumnos y al extenso vecindario, quienes tributaron desde las aceras y las azoteas un cerrado aplauso como prueba de fuerte admiración cuando aquel 17 de febrero de 1925 el Sagrado Corazón quedó firme en su pedestal. Años después, un 7 de julio de 1938, la enseña nacional confeccionada en seda de ochometros por cuatro llegada al tope del mástil emplazado en el patio central del Colegio y cuya inauguración se celebraba. La espontánea ovación fue acompañada por los acordes marciales y decididos de la marcha Curupaytí coreada por los 600 alumnos del Colegio. El Sagrado Corazón y la enseña nacional reafirman que siempre Dios y la Patria estarán en el Colegio. Evocación El Colegio del Sagrado Corazón cumple 100 años. Su creación significó en aquel momento la contribución más importante al progreso cultural de nuestra zona. Fue ideado para inculcar una educación de alto nivel intelectual y para formar hombres dignos y competentes imbuidos en ese espíritu que perfecciona el saber mediante el conocimiento de la verdad, caracterizados por su integridad moral, vocación de servicio y auténtico sentido nacional. Esta fecha histórica debe ayudarnos a recordar permanentemente que la acción cultural y evangélica es la sinceridad, la belleza, el amor, la exaltación de los reales valores, la lucha contra los obstáculos, contra el dolor, la superación frente a la adversidad. Es una filosofía de vida trascendente en el camino hacia Dios. Feliz centenario, Sagrado Corazón. Es muy merecido. (*) Autor del libro Testimonios. de una vida centenaria, que relata la historia de los 100 años del Colegio Sagrado Corazón.
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