 |  | Andando la noche Los náufragos de la tele
 | Marcelo Menichetti
Después que las expectativas despertadas por Expedición Robinson llegaron a su punto de máxima tensión y se conoció al ganador de la extraña puja de supervivencia televisada, el fin de semana regresó con la inestabilidad meteorológica. El sábado un chaparrón amenazó a Raúl Bruschini y su troupe que se presentaron en las escalinatas del Parque de España para brindar un homenaje mudo al circo criollo. Sin embargo, los mimos iniciaron su función al aire libre justo cuando caían las primeras gotas y con su show lograron conjurar la lluvia. La tormenta que se agazapó sobre el sureste amenazó a relámpago limpio. Sin embargo en el Monumento a la Bandera, los Vilma Palma convocaron a varios miles de rosarinos. El entusiasmo del público demostró que no son necesarias las novedades para motivarlo. El grupo insistió con La pachanga, los vendedores gritos del Pájaro Gómez. Todos terminaron contentos. Sin embargo, los comentarios escuchados insistieron con Expedición Robinson, un éxito de rating que demuestra un gran poder residual. Una pareja de edad intermedia comentaba el experimento y en su diálogo se reflejaron algunas de las opiniones que despertó el show. -Por lo menos ganó el bueno. Un tipo que reflotó valores olvidados como la nobleza... -decía un cuarentón de anteojos, con cara de haber pasado por algún claustro universitario. La mujer que lo acompañaba se sintió tentada de contestar con sus propias conclusiones. -Lo que no me pareció bueno fue llevar a 16 tipos a una isla, obligarlos a vivir por sus propios medios y hacerlos jugar a los náufragos. -¿Por qué? -preguntó el de anteojos. -Porque la meta fue la misma que perseguimos todos los días: la plata. -respondió, práctica, la mujer. Los relámpagos siguieron con su amenaza intermitente.
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