El grupo de vecinos que el pasado miércoles 2 de agosto se apostó frente a una casilla de la villa de San Martín al 7000 tenía un solo objetivo: vengar el robo de un pasacasete, convencido de que el ladrón había sido Gerardo Anastasio Cantero. Sólo uno de ellos, que está prófugo, lo mató de un escopetazo. Pero para la Justicia, los otros fueron tan responsables del crimen como él. Con ese criterio, dos hombres detenidos por participar de la golpiza fueron procesados. No por las violentas lesiones: irán a juicio directamente por el homicidio. Esto ocurrirá si queda firme la resolución del juzgado de Instrucción Nº 10, a cargo de Alfredo Ivaldi Artacho, que fue apelada por la defensa. Los hombres procesados por el asesinato son Alejandro Fabián Pereyra, alias Comanche, y su concuñado Vicente Jesús Bogado, conocido como Ariel. Si bien ninguno de ellos disparó, ambos participaron de la agresión física hacia Cantero, es probable que también portaran armas de fuego, y perseguían el mismo fin que el homicida: ajustar cuentas por un robo. La víctima de ese asalto fue el mismo Pereyra. Entre las 22 del domingo 30 de julio y el mediodía del lunes 31, le robaron un equipo de música, una bicicleta y efectos personales. Desde un primer momento estuvo seguro de que el ladrón había sido Cantero -un muchacho de 19 años que vivía en la misma villa- y no perdió oportunidad de recriminárselo. Durante los tres días siguientes, él y sus familiares abundaron en reclamos verbales contra Cantero, pero las cosas robadas nunca aparecieron. Pereyra denunció el robo en la seccional sub 20, aunque allí no mencionó el nombre de quien era su principal sospechoso. De todos modos, Cantero decidió prevenirse: sabiendo que lo buscaría la policía radicó un recurso de hábeas corpus en un juzgado Correccional para evitar una detención ilegal y sin fundamento. Los reproches empezaron a subir de tono y la tarde del 2 de agosto Pereyra y sus allegados fueron directamente a buscarlo. Lo encontraron frente a la casa de su abuelo, de Platón y Cortada León, en el corazón de la villa que se alza sobre San Martín después de Circunvalación. Llevaban una escopeta de caño recortado, un revólver viejo en desuso y otra arma de fuego. Primero acometieron a puñetazos y se desató una dura golpiza. Alguien le propinó un fuerte culatazo en la cabeza, el chico cayó al piso con los brazos extendidos y el ataque terminó cuando uno de ellos le disparó un tiro de escopeta en la espalda. La muerte fue instantánea. No fueron ni Pereyra ni Bogado quienes lo ejecutaron, pero para el juez su participación fue decisiva. El hombre acusado de ser el autor material del homicidio es Juan Eduardo Cáceres, quien permanece prófugo y con orden de captura. Otro sospechoso, Raúl Eduardo Bogado, también está prófugo. Presuntamente, sería la persona que ocultó el arma calibre 16 usada para matar a Cantero. El círculo se cierra con otros dos muchachos menores de edad, que también participaron del violento episodio y están a disposición de un juez de menores.
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