Año CXXXIV
 Nº 48955
Rosario,
sábado  02 de
diciembre de 2000
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El coronel retirado había sido escrachado hace tres meses
Hijos repudió a un militar en la presentación de un libro
Se trata de Carlos Landoni, quien presentó un trabajo sobre San Martín

Walter Palena

La agrupación Hijos repudió ayer frente a la sede del Comando del II Cuerpo de Ejército (Sarmiento 1350) el acto de presentación de un libro sobre el general José de San Martín, escrito por el coronel (R) Carlos Miguel Landoni. El militar es acusado por el organismo como uno de los responsables de dirigir, entre diciembre de 1976 y enero de 1978, el centro clandestino de detención que funcionó en el Batallón 121 de Comunicaciones. La obra de Landoni es en colaboración con otro militar, el teniente Luis Chizini Melo.
Pasadas las 19.30, mientras en el anfiteatro del Comando se presentaba el libro, los militantes de Hijos cortaron la calle, desplegaron pancartas e hicieron sonar bombas de estruendo frente a la sede militar.
El Ejército, con un acto institucional, sigue avalando a genocidas y al terrorismo de Estado, fue una de las primeras consignas que lanzaron los manifestantes, mientras encendían bengalas que tiñeron de un color rojo la tenue sombra del atardecer.
Esta vez la protesta de Hijos tuvo otros condimentos a los habituales escraches que realizan contra los represores. La idea no fue confrontar la figura de San Martín, sino el repudio a unos de sus autores del libro. Así lo explicó Eduardo Toniolli, integrante de la agrupación: Los militares no sólo se han apropiado de la identidad de cientos de jóvenes, sino que también pretenden apropiarse de la figura de San Martín, que fue el jefe de un Ejército libertador. Nada tiene que ver su historia con estos militares asesinos.
Mientras el grupo de jóvenes continuaba con la protesta en la calle, en el interior del Comando se comenzó a respirar un clima espeso, pese a la amabilidad que intentó demostrar con la prensa el coronel Héctor Gustavo Pugliese, el responsable de promocionar el acto.
Ante la insistencia de los periodistas para entrevistar a Landoni, Pugliese se encargó de dejar en claro que esto es un acto castrense, y se disculpó al afirmar que Landoni no se va a prestar al debate sobre los contenidos del libro dedicado a San Martín. Otra cosa es si hubiéramos presentado un libro de Videla, se justificó el militar.

Sin perder la calma
Cuando se le recordó que Landoni fue escrachado por Hijos hace tres meses en su domicilio por figurar en la Conadep como responsable de dirigir un centro clandestino y que con este acto el Ejército lo estaba reivindicando públicamente, Pugliese, sin perder la calma, ensayó una defensa: Para nosotros (Landoni) sigue siendo un coronel y no tiene ninguna causa abierta.
Con el estruendo de las bombas que se filtraban en el anfiteatro, Pugliese, con movimientos inquietos, fue el encargado de abrir el acto. Primero pidió cantar con fervor el Himno Nacional y después llegó la presentación formal. Tenemos el agrado de presentar un libro escrito por dos camaradas que sienten la historia del país, dijo, y luego mandó un mensaje hacia adentro y hacia afuera: Esta iniciativa no pretende generar polémicas ni debates estériles.
Después tomó el micrófono Chizini Melo. El militar consideró su trabajo como un modesto libro, cuya intención es arrojar luz sobre la vida de un hombre que llevó sueños de libertad con su sable por toda América. Landoni no pronunció palabras y sólo se limitó a mirar, pétreo, desde un costado la alocución del coautor de El general San Martín, Padre de la Patria.

El santo de la espada
La elaboración del libro, según Chizini Melo, tiene como objetivo resaltar la figura de San Martín en una época en que varios historiadores sin rigor pretenden faltarle el respeto al prócer. Entre ellos mencionó a José Ignacio García Hamilton y a Juan Bautista Sejean. Me molesta que hayan dicho que San Martín era inculto, cuando en realidad fue un hombre formado y educado en Europa, argumentó el militar.
Después de esas breves palabras, la banda del Batallón 121 entonó la Marcha de San Lorenzo y el coro Giuseppe Verdi cerró la ceremonia. Un militar fue el encargado de dar paso a la lírica, luego de la fanfarria: Maestro, el auditorio lo escucha.
El otro auditorio, el de la calle, escuchaba cánticos desafinados pero contundentes: Ya no hay duda, si San Martín viviera, a Landoni lo estrangula.
En el frente del Comando, Hijos pintó consignas contra Landoni y desplegó una bandera con una sentencia de San Martín: La patria no hace al soldado para que la deshonre con sus crímenes, ni le da armas para que cometa la bajeza de abusar de estas ventajas ofendiendo a los ciudadanos con cuyos sacrificios sostiene.



La agrupación protestó frente al Comando.
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