El pasado lo condena, y el paseo también. A casi una década de haber sido liberado del presidio mediante un indulto presidencial, el ex almirante Emilio Eduardo Massera -que será enjuiciado por la sustracción de diez niños nacidos en cautiverio durante la última dictadura militar- fue encarcelado nuevamente ayer por haber incumplido el régimen de arresto domiciliario que le había impuesto la Justicia. Massera quedó preso en dependencias de la Gendarmería Nacional en Campo de Mayo, donde también cumplen prisión preventiva el ex capitán Jorge Tigre Acosta y el ex prefecto Héctor Febres, quienes irán a juicio por el secuestro y robo de bebés nacidos en la maternidad clandestina que funcionó en la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma). La jueza federal María Servini de Cubría, con el visto bueno de la Fiscalía, dejó sin efecto el beneficio que había sido concedido hace dos años a Massera cuando, en virtud de sus más de setenta años de edad, el ex represor consiguió cambiar el encierro carcelario por un régimen de prisión domiciliaria. La defensa del ex almirante, a cargo del abogado Miguel Arce Aggeo, anticipó que presentará un recurso de reposición para que Servini revea la medida. Y, posteriormente, recurrirá en apelación a la Cámara Federal porteña. En noviembre de 1998, la magistrada procesó y encarceló a Massera por la apropiación del bebé que en 1977 dio a luz en la Esma la prisionera Cecilia Viñas, quien integra la nómina de desaparecidos en la dictadura. Luego, en diciembre del 98, el juez federal Adolfo Bagnasco sumó otra orden de detención contra el Almirante Cero por su presunta responsabilidad en la sustracción, retención y ocultamiento de diez hijos de desaparecidos. Pero Massera consiguió entonces el acuerdo de los jueces que le permitieron cumplir prisión domiciliaria en su departamento del barrio porteño de Palermo y, en forma alternativa, en su casaquinta del norte del conurbano bonaerense. Ayer, el ex marino perdió ese beneficio: para Servini y el juez federal Claudio Bonadío -transitoriamente a cargo de los expedientes que instruye Bagnasco-, está acreditado que Massera violó las condiciones de prisión domiciliaria que cumplía en su costosa casaquinta de Figueroa Alcorta 680, en el partido de Tigre. Entre la evidencia que incrimina a Massera figuran las fotografías que tomó el reportero Daniel Davobe y el testimonio que brindó a los jueces el periodista Martín Sivak, quien contó que junto a su colega montó guardia frente a la quinta para finalmente descubrir, el miércoles pasado a las 6.49, que el ex marino caminaba por una calle arbolada, fuera de la finca, pese a las restricciones que pesaban en su contra. Las caminatas del Almirante Cero, inicialmente, habían sido detectadas por la agrupación Hijos, que dio aviso a los periodistas que luego aguardaron la salida del ex represor en los alrededores de la quinta, que dispone de cancha de tenis, piscina y una arboleda de 9 mil metros. Servini recibió el jueves los testimonios y fotografías de los reporteros, mientras Bonadío escuchó ayer una serie de argumentos de boca del propio Massera, quien explicó que salió de la finca de Tigre porque se sentía mal, había llamado al médico, y acudió a la calle a ver si el profesional llegaba, ya que había escuchado el timbre. Massera no convenció al juez, que coincidió con Servini para enviar al ex almirante a Campo de Mayo. La decisión había sido avalada ya por los fiscales federales Luis Comparatore, Patricio Evers, Eduardo Freiler y Federico Delgado, quienes intervienen en los dos expedientes en los que está procesado el ex jefe de la Armada. Arce Aggeo se quejó ante los periodistas porque, según afirmó, Servini ordenó alojar a Massera en Campo de Mayo sin ni siquiera escuchar a mi defendido. Para el letrado, se violó el derecho de defensa en juicio. El miércoles, al ser sorprendido por los reporteros de la revista Veintitrés, Massera imploró al periodista Sivak: Esto me hace muy mal. ¿Sabe los daños que me va a causar? Por favor, déjeme. Le aseguro que con tiempo lo recibo y conversamos tranquilos. No quiero hablar con usted... Me acabo de levantar y estoy sin afeitar, no puedo hablar así con usted. Yo estaba saliendo a caminar. Mis piernas están muy mal, estuve tres años sin .... Con esto me hacen mucho daño, concluyó Massera, según narró el periodista.
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