Año CXXXIV
 Nº 48955
Rosario,
sábado  02 de
diciembre de 2000
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Opinión
Cómo crecer sin morir en el intento

Isidoro Gilbert

Crecer o morir en el intento. Esta es, ahora, la misión que se da el gobierno de la Alianza, intentando además impedir que los hilvanes que atan el paquete económico se corten por un imprevisto o un cálculo errado de la solidez de los compromisos que ha tejido con los gobernadores del Partido Justicialista y el fortalecimiento de su propio frente interno con el mayor compromiso asumido por el jefe del Frepaso, cuando su propia retaguardia comienza a fallarle.
El pánico a que, además, alguna turbulencia en Turquía u otro país en vías de desarrollo termine por impactar sobre los pimpollos de reactivación que tratan de regar los del equipo económico, es tan fuerte como la inseguridad de que realmente el 2001 pueda ser un año bisagra, que inicie el ansiado despegue y que, aunque no alcance para ganar las elecciones clave que vienen, acuda para no hacer penosa una derrota que se teme tanto como al default.
El presupuesto, radiografía de la política económica, soslayó con penurias a la Cámara baja donde el oficialismo digirió votaciones adversas en artículos importantes y despeja por eso la aprobación en el Senado. Lo ocurrido en Diputados con un ala del frentismo votando con el peronismo alienta la política de divide y reinarás de la oposición, pero facilita a que los senadores hagan sólo ruido; lo sancionarán, no tienen alternativas. Los peronistas deben ser cuidadosos con el dividido bloque de diputados que se unifican por la negativa.
El presupuesto podría ser mirado como no tan fiscalista como el anterior porque su fracaso fue bastante elocuente como para insistir con el mismo camino, pero tampoco es reactivante, aunque haya obras fuertes pautadas en la ley. Tampoco es justo ya que omitió implementar medidas para una distribución equitativa del ingreso y mantendrá el recorte salarial, pero es algo más generoso que hace un año en tejer una red social. El artículo que otorgaba facultades absolutas al jefe de Gabinete para fusionar oficinas estatales, y que se entendió como la puerta de salida para miles de empleados, sucumbió en la votación más transversal en mucho tiempo. Surge la pregunta: el Poder Ejecutivo, ¿recurrirá cada vez que es frenado por el Legislativo al decreto de necesidad y urgencia? Si es así, el respeto a la división de poderes será una burla. Ahora se escucha que hay otros arbitrios para el mismo objetivo. Entonces, ¿por qué el costo político de una derrota donde la Alianza es mayoría?

Un ministro, dos políticas
En medios diplomáticos no alcanzan a descifrar el enigma que un mismo ministro en un solo año decide incrementar los impuestos y luego busca el modo de bajarlos o que afirme como insoslayable exhibirle a los agentes económicos el tesón por achicar el déficit, aún rebanando sueldos de capas medias bajas, y con el mismo vigor lo eleva, granjeándose la ira de defensores de la ortodoxia económica. Un embajador latinoamericano comentó: Cambiar de política no esta bien ni mal, depende; parece extraño que lo haga una misma persona. ¿A cuál de las dos creerle?.
José Luis Machinea sintió por eso la necesidad de conseguir el respaldo de Carlos Chacho Alvarez. Así se leyó en el frentismo el almuerzo que lo encontró en la casa de Darío Alessandro, ese día que la Argentina se detuvo de cabo a rabo. Alvarez no le dijo todo lo que piensa; que el impuestazo fue un error ni que la unificación de la cartera económica con la de Infraestructura pueda hoy computarse como un mérito: mercados y producción no deberían mezclarse, piensa el ex vicepresidente, pero ni el sabe como pueden ser enfocados, en el gabinete nacional, en forma separada.
No le anticipó algunas de sus ideas (aún en barbecho en materia económica, social y política) con las que piensa retornar con plenitud a la vida pública, ni tampoco cuando hablará urbi et orbi, que puede ser este mes, o cuando se muera la canícula, pero que no se irá de la Alianza, porque sigue siendo su proyecto, pero hay que acostumbrarse a administrar las diferencias porque en definitiva una coalición se forja entre los que no piensan igual, y no es un delito ni un rayo mortal sobre la gobernabilidad expresarlas abiertamente, sobre todo que él ahora no tiene cargos dentro del gobierno.
A Alvarez no le gustó que Machinea haya blanqueado el encuentro. El ex quiso mantener en la misma reserva su charla telefónica, el miércoles, con Fernando de la Rúa, con quien convino hablar a su regreso de México o de Costa Rica, y se sorprendió cuando la versión se difundió en la Casa Rosada. ¿Razones?: mostrar que la Alianza vive, fundamental para este tramo que debe conducir al blindaje, esa coraza que cuide al país de un golpe de mercado y que de seguridades que no habrá cesación de pagos.

La importancia de llamarse Chacho
Chacho, y eso explica tanto movimiento unitario, es el único que aún puede disciplinar a sus díscolos, hoy ya con número suficiente como para poner en vilo cada votación en Diputados y él no quiere cargar con el fracaso de las negociaciones con el FMI. El jefe frentista dice que Alicia Castro que está en el proyecto de (Hugo) Moyano es irrecuperable, pero otros con fuerte compromiso con la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) le creen todavía y no se irán de la coalición aunque no votarán por la cicuta como se vio el jueves con una docena de ellos.
Machinea contó que su interlocutor le prometió no hacer ola con la reforma previsional, pero es otra cosa lo que Alessandro, anfitrión del almuerzo con su esposa Martha, le transmitió a los diputados, entre ellos al titular del socialismo popular, Rubén Giustiniani. La bastonera del tema y experta en jubilaciones, María América González, tiene la misión de patear para adelante el proyecto reformador, mientras se deje afuera al Estado como protector en última instancia de los ancianos o que se eleve la edad para el retiro a las mujeres. Haría luz mediante el decreto de necesidad y urgencia. Diputados del Frepaso y de la UCR juran que si eso ocurre, cuando retornen las sesiones ordinarias, lo anularán. En el gobierno suponen que triunfarán en el forcejeo; no es urgente para el blindaje y el FMI esperará seis meses para que se apruebe.
Cualquiera sea la interpretación sobre los encuentros y conversaciones furtivas, lo real es que la Alianza recibe una bocanada de aire con este compromiso del ex. Casi con euforia, Graciela Fernández Meijide recibió su indirecta ratificación cuando el presidente, con celeridad no frecuente, aprobó a sus nuevos colaboradores con los que intenta recuperar espacio y prestigio, no ser solamente la sombra de un pasado de gloria. Tan contenta como quedó en su encuentro con Chacho, porque lo sabe crítico de su gestión. De todos modos, los tiempos apuran a Alvarez. Los secretarios, subsecretarios y otros altos funcionarios del Frepaso se reúnen por su cuenta, porque piensan que de ese modo llenan el vacío de conducción, actitud que repiten las corrientes internas del frentismo con una cabalgata de reuniones y discusiones donde la palabra ruptura, ya borrada, no estuvo ausente.
Aníbal Ibarra no esconde su visión crítica de los actores de la crisis política potenciada por la mala economía y piensa que habrá que acostumbrarse a los vértigos y los cambios de escenarios, a las visiones distintas que enriquecen. En definitiva, la coalición no tuvo tiempo para crear su propia cultura, porque el socio principal ha sido históricamente remiso a integrarlas y el menor, es a la vez una conjunción de experiencias diversas. En suma la Alianza no sabe procesar sus conflictos, que tienen que ver con esa falta de cultura de coalición, tal vez a la falta de convicción en ese instrumento, donde hay un antes y un después desde que se fue Alvarez y ya ahora nada es de la misma manera.
El alcalde no cree que los dos hubieran ahora actuado de la misma manera: ni De la Rúa habría reorganizado un gabinete para confrontar poder con Alvarez, ni el ex vice se hubiera ido. Hay quien escuchó decir a Chacho que hoy no haría lo mismo que ese día de furia de octubre.

La sorpresa chilena
Estos esbozos de revisión del pasado inmediato, el pequeño matiz que se imprime a la orientación económica con la idea de crecer de golpe, las señales de renacimiento de la coalición tienen que ver con el paro nacional, con el humor que se detecta, con el mejor posicionamiento de algunos referentes del PJ y con las perspectivas electorales. Pero primero y principal, el gobierno debe lograr que sus compromisos con el FMI, desde el Pacto Fiscal, pasando por el presupuesto y las reformas previsionales y de las obras sociales se pongan en movimiento, y todo junto requiere de algo más que voluntad aliancista. Los entendimientos en la Cámara baja con Acción por la República pueden dar paso a otros de mayor alcance en el futuro. De esto podrían hablar De la Rúa y Alvarez, porque para el jefe del Frepaso, al blindaje económico y al intento de avanzar en la protección social, le hace falta una coraza política, crecer por el centro-derecha, ya que por otro lado hoy es impensable. Esta cumbre pone nerviosos a algunos ministros. Piensan: después del blindaje, los dos ¿se podrán de acuerdo en abrir una nueva etapa con otras caras? \Chacho no insistirá en su cruzada sobre el Senado nacional. Después que el cuerpo le rechazó la dimisión al senador peronista Jorge Massat sin que los legisladores radicales hayan hecho una trifulca, el ex vice ya no cree en utopías. Sabe sí que su regreso debe estar acompañado por ideas concretas, en las que trabaja con un grupo muy reducido de legisladores y economistas. Más allá de estos avatares la comunicación que los EEUU firmará con Chile un acuerdo de libre comercio, conmovió. Brasilia lo leyó como un ataque al proceso sureño de integración, y pone a prueba a la política externa. El vecino sigue siendo clave para esta etapa de querer despegar y algún error de apreciación, como emitir señales a favor del Alca conociendo que Brasilia no lo tiene como objetivo inmediato, puede ser tan deletéreo como cuando Menem arregló para la Argentina ser adoptada como aliado extra Otan. Sorprende que Bill Clinton en plena transición traumática haya adoptado una decisión estratégica. ¿Será un paraguas para que no dañe a Chile un sacudón argentino? \En la Alianza, la actitud del presidente Ricardo Lagos, sea por no ponerlos al tanto de la inminencia del acuerdo como por el sentido estratégico del mismo, causó disgusto. Raúl Alfonsín se enfureció porque la actitud de Santiago trastoca uno de los pilares de su concepción de política externa. Pero en verdad, el canciller, pese al desagrado que le produjo no estar al tanto del gambito chileno, también cree que el Alca es una etapa superior a la que se debe marchar rápido, que no es realista privilegiar al Mercosur y al Mercado Común, ni cree en el equilibrio ente norteamericanos y europeos.
La idea de trabajar con Chile para acotar a Brasil, sugerida en Washington, debe revisarse. Hay una necesidad: no equivocar la prioridad externa.



Chacho prepara su retorno a la política.
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