Laura Vilche
La sospecha de que las costas rosarinas del Paraná están contaminadas con materia fecal fue confirmada. Análisis realizados por la Subsecretaría de Medio Ambiente de la provincia detectaron un nivel de contaminación casi diez veces superior a lo normal a la altura del balneario La Florida. Sobre la Rambla Catalunya la cuestión es aún peor: en una muestra de 100 mililitros se registraron 1.500 bacterias escherichia coli, cuando los niveles tolerables son de 120/130 cada 100 mililitros. Al momento de buscar causas y responsables todos los dedos señalan a las conexiones que los vecinos realizan clandestinamente desde sus pozos a los desagües pluviales. La Municipalidad aclaró que periódicamente se clora el agua para contrarrestar el problema. No obstante, un especialista advirtió a los bañistas que se olviden de nadar sin protectores para los oídos o correrán el riesgo de contraer una otitis. Y fue aún más lejos: dijo que las gastroenteritis serán un peligro concreto en caso de que se ingiera esa agua. El análisis bacteriológico, hecho el último 23 de noviembre, lleva la firma del bioquímico Miguel Haye, quien pertenece al laboratorio de la Subsecretaría de Medio Ambiente provincial que dirige Lorenzo Domínguez. Los tres sitios en que se tomaron las muestras de 100 mililitros de agua fueron el balneario La Florida (puerta norte); un sector medio del río entre las boyas y el canal, y la Rambla Catalunya. En la extracción de La Florida se hallaron 930 bacterias, cuando el nivel normal, según explicó Domínguez, está entre 120/130 bacterias cada cien mililitros.Casi en el medio del río, la población bacteriana es menor. Se encontraron 430 escherichia coli en los 100 milímetros analizados. En cambio, en la rambla las bacterias fecales treparon nada menos que a 1.500. Domínguez remarcó que este tipo de análisis se hacen habitualmente desde su repartición. Que los resultados vienen manteniendo estos niveles de contaminación y que es habitual que los mismos aumenten en verano, cuando al calentarse el agua del río crece la población bacteriológica. Al hablar de la responsabilidad del control de las aguas, el funcionario apuntó a la Municipalidad de Rosario. Legalmente le corresponde el control de los desagües pluviales, lugar donde se conectan las cloacas clandestinas. El control de los desagües cloacales, a su vez, le corresponde a Aguas Provinciales, y el de los cursos de aguas superficiales a la provincia, explicó. Consultada sobre el tema, la secretaria de Obras Públicas municipal, Patricia Sandoz, también adjudicó el problema a las conexiones clandestinas. Al no estar conectadas a la red cloacal, muchas personas descargan sus pozos ciegos en la red pluvial, indicó, para explicar que en todos los períodos estivales se realizan procesos de cloración en cuatro conductos pluviales (Piaggio, Pedriel, Gallo y Vieytes), donde por el olor que emanan se supone que existen conexiones clandestinas. No obstante, no pudo afirmar que los procesos de cloración puedan llevar la calidad del agua de los balnearios a los valores normales. Las conexiones clandestinas no deberían existir porque Aguas Provinciales completó las obras de cloacas en la zona -siguió Sandoz-. Pero el problema es que, ya que el pliego de licitación le permite cobrar las obras una vez terminadas, la empresa no intima a que los vecinos se conecten. Asimismo, dijo que ante las denuncias de vecinos el Ejecutivo inspecciona y sanciona las conexiones clandestinas, pero al mismo tiempo aseguró que el control corre por parte de la empresa. Aguas Provinciales negó todo tipo de responsabilidad sobre el tema. Un vocero subrayó a La Capital que la empresa no tiene ningún desagüe cloacal en la zona, y que toda la red de esa área (La Florida, Alberdi, Granadero Baigorria y Capitán Bermúdez) está conectada al emisario 9. Con los resultados de los análisis en mano, el especialista Guillermo Bonansea dijo que no había dudas sobre el alto índice de contaminación fecal de las aguas y recomendó tomar precauciones frente al riesgo de contraer gastroenteritis (por ingestión) u otitis (por nadar sin protección en los oídos). Por su parte, el gerente de Costanera Rosario (la empresa concesionaria de La Florida), Ariel Arrastía, afirmó que en la zona del balneario no hay cloacas de modo que si hay contaminación, viene de aguas arriba o de los desagües pluviales.
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